El proyecto,
ratificado por las dos cámaras del Congreso, permite la interrupción voluntaria
del embarazo hasta las 14 semanas de gestación.
El Senado argentino aprobó en la
madrugada de este miércoles el proyecto de ley de interrupción voluntaria del
embarazo (IVE), después de 12 horas de debate. El aborto legal fue aprobado con
38 votos a favor, 29 en contra, una abstención y con cuatro ausencias en el
recinto. A continuación, se aprobó por unanimidad el llamado “Plan de los Mil
Días”, una iniciativa de atención y acompañamiento a la maternidad durante los
tres primeros años de vida de las niñas y niños.
“Se convierte en ley y se gira al
Ejecutivo”, pronunció la vicepresidenta argentina y líder del Senado, Cristina Fernández,
pasadas las 4.00. Puertas afuera, miles de mujeres celebraron la decisión entre
lágrimas y aplausos con pañuelos verdes atados en cuellos, puños y mochilas.
Algunos de los emblemáticos retazos de tela oficiaban como top o vinchas y, esta vez, otros también fueron tapabocas.
Se podría decir que la “marea verde”
esperó la votación desde las 14.00, cuando empezó a inundar los alrededores del
Congreso argentino. En realidad, para quienes acompañan la Campaña Nacional por
el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde sus inicios, la espera duró
15 años.
El texto aprobado legaliza el aborto
en las primeras 14 semanas de gestación. Fuera de ese plazo, sólo se podrá
acceder en caso de que el embarazo haya sido producto de una violación o si
está en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante. Esto podría
tener un pequeño cambio en la reglamentación ya que la senadora del Frente de
Todos e informante del oficialismo en el debate, Norma Durango, adelantó al
comienzo de la sesión que el Ejecutivo se comprometía a vetar la palabra
“integral” del concepto “salud integral” para garantizar el apoyo de dos
senadores que habían manifestado disconformidad.
La ley establece que “mujeres y
personas con capacidad de gestar” tienen derecho a acceder a la interrupción de
su embarazo en los servicios del sistema de salud, en un plazo máximo de diez
días a partir de que presentan la solicitud.
Las mayores de 16 años “tienen plena
capacidad por sí para prestar su consentimiento” y solicitar el aborto, afirma
el proyecto. Las adolescentes de entre 13 y 16 deberán tener un “acompañante” o
“referente afectivo”, mientras las menores de 13 deberán contar con el
consentimiento informado y la asistencia de al menos uno de sus progenitores o
representante legal.
El procedimiento será incluido en el
Programa Médico Obligatorio, por lo cual ningún prestador de salud puede
negarse a realizarlo o a cubrir su costo. Sin embargo, los profesionales de la
salud tienen derecho a la objeción de conciencia. En este caso, el prestador
deberá derivar a la persona para que sea atendida en otro lugar, con todas las
garantías y en tiempo y forma. De todas maneras, ningún profesional podrá negar
el procedimiento en caso de que la vida o salud de la persona gestante esté en
peligro.
Los votos decisivos
El proyecto de IVE fue enviado al Congreso por el
presidente Alberto Fernández el 17 de noviembre y obtuvo la media sanción de la
Cámara de Diputados en la madrugada del 11 de diciembre. La
votación en el Senado se preveía más reñida que la de cámara baja y, además,
sobrevolaba todavía el fantasma del fracaso de agosto de 2018.
Pero el panorama se aclaró a medida
que expusieron las 59 personas que se habían anotado para hablar. Marcaron la
cancha quienes aparecían con votos “indefinidos” antes del debate y finalmente
se pronunciaron a favor del aborto. La primera fue la senadora Silvina García
Larraburu, del Frente de Todos, que en 2018 había votado en contra. “En este
tiempo comprendí que, más allá de mi postura personal o mi sistema de
creencias, estamos ante una problemática que necesita una respuesta distinta.
Es una cuestión de salud pública”, dijo la legisladora. “Entiendo que debemos
apoyar un proyecto que es de ampliación de derechos”; “mi voto es un voto
deconstruido, es un voto afirmativo”.
Más adelante, dos senadoras
“indecisas” de Juntos por el Cambio adelantaron el voto verde. La senadora
Stella Maris Olalla dijo que la ley intenta “reducir las muertes y las
consecuencias gravísimas de las mujeres que acuden a la clandestinidad,
absolutamente insegura para resolver el problema de los embarazos no deseados”.
“El Estado debe elegir la continuidad de un embarazo o no, de acuerdo con la
voluntad de la mujer”, afirmó, antes de confirmar el voto.
Por su parte Lucila Crexell, que se
abstuvo en la votación de 2018 como diputada, dijo que no cambió sus “creencias
personales” sino el enfoque desde el que debe ser abordada la problemática. “No
me es indiferente el drama del aborto clandestino. Esta ley no le cambia en
nada a los que se oponen, pero sí a quienes necesitan que el Estado las
asista”, puntualizó.
El senador oficialista Sergio Leavy
fue otro de los indecisos que finalmente se decantó por el aborto legal. Hace
dos años, como diputado, había votado en contra. “Me di cuenta de que esta ley
no promueve el aborto; sólo le da un marco legal y seguro”, dijo durante la
sesión. “Si mi voto ayuda a salvar que una mujer no pierda la vida, voto a
favor de esta ley”.
Cerca de las 2.00, el último indeciso
que quedaba por hablar, el senador de Juntos Somos Río Negro, Alberto
Weretilneck, confirmó que también votaría a favor. “Convencido de que es
absolutamente necesario e imprescindible sancionar esta ley como respuesta a
toda una demanda, una movilización y un cambio que se está dando en nuestra
sociedad, voy a aprobar esta ley de IVE”, anunció. Para ese entonces, los
feminismos en las calles ya cantaban victoria.
Una cuestión de
justicia social y libertad
En líneas generales, los argumentos
expuestos en el Senado por quienes votaron por el aborto legal fueron en el
mismo sentido. Hablaron de la IVE como una cuestión de justicia social y salud
pública, de autonomía. Defendieron el derecho de las mujeres a decidir sobre
sus cuerpos y, sobre todo, insistieron en la necesidad de una ley para evitar
las muertes que provoca la clandestinidad.
“Toda vez que las mujeres
interrumpimos un embarazo no querido hacemos caer el control del Estado sobre
nuestros cuerpos y de la Iglesia sobre nuestra sexualidad. Venimos a decir
basta de trato inquisitorio”, dijo la senadora Silvia Sapag, del Frente de
Todos. “Decir que la maternidad será deseada es la libertad de elegir, es tener
soberanía sobre nuestros propios cuerpos, es tener autonomía como derecho y
condición de la dignidad humana, es saber que quienes deciden interrumpir un
embarazo no se van a morir en el anonimato”, aseguró su compañera Ana Claudia
Almirón. “Voy a votar este proyecto para no volver nunca más al perejil, a las
perchas, a las muertes clandestinas”, agregó Nancy González.
Una intervención destacada fue la de
Gladys González, senadora de Juntos por el Cambio, que contó su experiencia
como mujer católica a favor del aborto. “No podemos quererle imponer nuestra
moralidad católica a todo el pueblo argentino, sobre todo cuando hemos fallado
porque llegamos tarde a entender la necesidad de la educación sexual o del uso
de anticonceptivos, porque no llegamos a salvar ninguna vida”, manifestó. La
legisladora contó que después de votar en 2018 a favor de la IVE fue amenazada
y presionada por sus “hermanos” de religión. “El aborto clandestino es un
negocio, y a ese negocio le interesa poco salvar una vida. La clandestinidad
mata, no salva ninguna vida, está comprobado”, concluyó González; “no estoy
dispuesta a seguir cerrándole la puerta del sistema de salud a ninguna mujer”.
También fue celebrada la exposición
del senador Matías Rodríguez, del Frente de Todos, que interpeló especialmente
a sus pares varones: “Los hombres tenemos la condición de acompañar. Son
mujeres las que sufren, son perseguidas, son torturadas. A nosotros no nos pasa
ni nos va a pasar”.
Unas y otros, en prácticamente todos
los casos, agradecieron al movimiento feminista argentino, a las pibas y a las
pioneras en la lucha, por sacar el tema a las calles, instalarlo en las casas,
arrancarlo del silencio y la vergüenza, e insistir.
Vigilia frente al
Congreso, en Buenos Aires.
La defensa del
“niño por nacer”
Las intervenciones en contra de la
legalización del aborto también fueron todas en el mismo sentido y se basaron
en la premisa de que “hay vida desde la concepción”. Algunas exposiciones
alegaron que la ley es “inconstitucional” y otras apuntaron directamente a la
promoción de la prevención, para evitar en primer lugar los embarazos no
deseados.
“Las niñas sin duda no deben
maternar, pero antes de eso no deben ser abusadas, no deben vivir en entornos
violentos, y el proyecto de aborto legal no resuelve eso”, dijo por ejemplo
Mario Fiad, de Juntos por el Cambio. “La interrupción del embarazo es una
tragedia porque pone en riesgo la vida de la mujer y termina con la posibilidad
de una vida en desarrollo”, argumentó la oficialista Inés Blas.
Su compañero Maurice Closs argumentó
el voto en contra porque a su entender “no es una prioridad de salud pública,
no es un cambio cultural y lejos está de ser una cuestión de orden público”.
“No me siento responsable de las muertes ocurridas después del 2018 aunque haya
votado en contra”, enfatizó.
El también oficialista Antonio Rodas
leyó un tuit que había publicado el papa Francisco unas horas antes: “El hijo
de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo
de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que
podamos acoger nuestras fragilidades con ternura”. “Se es niño o niña desde la
concepción” y, por lo tanto, “merece la plena protección del derecho”,
concluyó.
Otra novedad fue la propuesta del
senador Guillermo Snopek, también del Frente de Todos, que propuso realizar una
“consulta popular para que sea el pueblo el que decida” si legalizar o no el
aborto.
En muchos casos, los antiaborto
también hicieron referencia a la pandemia de covid-19, como un problema de salud pública
que requiere más tiempo, atención y recursos que la legalización de la IVE. “No
es el momento, argumentaron varios.
“¿Vieron que nosotras cantamos que se
va a va a caer? Bueno, yo creo que lo vamos a tirar”, dijo la senadora Anabel
Fernández Sagasti, la última en exponer a favor del aborto. Y acotó: “Está
tambaleando”. A partir de hoy, empieza una nueva etapa para las mujeres y
personas gestantes en Argentina.
(Fuente: La Diaria -30 de diciembre de 2020 –
Autrora Stephanie Demirdjian)
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