lunes, 17 de abril de 2023

¿Qué expectativas económicas tienen los empresarios para este año?

 


El INE publicó su relevamiento mensual de precios y costos entre los empresarios. En lo que hace a la inflación, las expectativas mostraron una leve caída con relación a la encuesta previa. En concreto, los empresarios visualizan una inflación de 8,2% para este año y anticipan que no bajará de 8% en los próximos 24 meses: el registro esperado para el período comprendido entre marzo de 2023 y febrero de 2024 es de 8%, que es el mismo que anticipan para la ventana temporal que se extiende de marzo de 2024 a febrero de 2025.

Por su parte, según indica el informe, la variación esperada de los costos operativos para las empresas es de 9,0% para este año y de 8,9% y 8,0% para los otros dos horizontes de análisis.

Extraído de LA DIARIA en versión parcial, 17 de abril de 2023. Titulo original “Telegramas económicos de la semana”. Autor: LA DIARIA.

 

 

El mercado laboral (por área de residencia)

 


El INE también difundió el estado de situación del mercado laboral distinguido por zonas geográficas de residencia. El análisis comprende al trimestre que se extiende entre diciembre y febrero y continúa arrojando diferencias significativas entre los departamentos y los municipios de la capital.

En lo que refiere a la tasa de actividad (indicador de la oferta laboral), los registros más bajos corresponden a Cerro Largo (55,8%), Tacuarembó (55,9%) y Treinta y Tres (57,9%). En contraposición, la participación laboral es más alta en Maldonado (70,2%), Soriano (67,1%) y Flores (64%).

Por el lado de la demanda laboral, las menores tasas se registraron en Treinta y Tres (51,3%), Tacuarembó (51,5%) y Artigas (51,5%). Maldonado vuelve a aparecer en el otro extremo, con una tasa de 67,9%. Y también repiten Flores (60,1%) y Soriano (59,1%), que le siguen en segundo y tercer lugar.

En materia de desempleo, la cifra más baja es la de Cerro Largo, que aparece con un llamativo 0,8% (que es llamativo más allá de su baja tasa de participación). Luego aparecen Maldonado (3,2%) y Colonia (4,8%). En el otro extremo, y como es esperable a la luz de los problemas fronterizos, el desempleo es mayor en Salto (14,2%), Río Negro (13,4%) y Artigas (12,7%).

Asimismo, las disparidades departamentales se extienden hacia el resto de las dimensiones analizadas, especialmente a la informalidad. En este caso, hay más de 32 puntos de diferencia entre la tasa de no registro a la seguridad social en Montevideo (12,8%) y la tasa de Artigas (45%).

Adentrándonos en la capital, la tasa de actividad más baja para el período diciembre-febrero fue la del Municipio A, que se ubicó en torno a 59,6%. Del otro lado, con 13,4 puntos de diferencia, la tasa más elevada la registró el Municipio B y fue de 73%. En la órbita del empleo ocurre lo mismo, es decir, los casos más extremos son los del Municipio A (53,7%) y el B (68,7%). Por último, en lo que respecta al desempleo, las dos puntas de la muestra corresponden al Municipio CH (4,2%) y al F (11%).

Extraído de LA DIARIA en versión parcial, 17 de abril de 2023. Titulo original “Telegramas económicos de la semana”. Autor: LA DIARIA.

¿ Que es lo intelectual?

 “Usted es uno de los intelectuales más famosos del mundo.

¿Cómo definiría el término intelectual?

-Si por intelectual entendemos todo aquel que trabaja con su cabeza y no con sus manos, un empleado de un banco es un intelectual, y Miguel Ángel no. Hoy, con los ordenadores, cualquiera es un intelectual. Por eso, no creo que la cuestión tenga nada que ver con profesiones o clases sociales.

Para mí, un intelectual es alguien que produce nuevos conocimientos haciendo uso de su creatividad.

Un campesino, cuando comprende que un nuevo tipo de injerto puede producir una nueva clase de manzanas, está desarrollando una actividad intelectual, mientras que un catedrático de filosofía que se pasa la vida repitiendo una misma clase sobre Heidegger no tiene por qué ser un intelectual.

La creatividad crítica —el espíritu crítico para analizar lo que hacemos o inventar formas mejores de hacerlo— es la única vara para medir la actividad intelectual.”

Fragmento de entrevista a

Umberto Eco (1932-2016)

viernes, 7 de abril de 2023

Sobre desigualdad y acumulación de capital


 

Se pregunta el economista Failache “¿Puede  un  economista  obviar  el  tema  de  la  distribución  al  considerar  el problema del empleo, el crecimiento y el desarrollo?

El profesor Faileche se contesta “No solo puede, sino que  es  lo  que  hará  si  ha  sido  adoctrinado  por  la  corriente   ̈principal ̈  de  la economía denominada neoclásica (Pasinetti, 2000)”.

“Como se sabe, este enfoque sostiene que cada factor de producción recibe como remuneración su  contribución  al  aporte  de  producción  en  base  a  la  productividad  de  la  unidad  marginal  del  factor  utilizado”.  

Este  enfoque  tiene su  base  en  una filosofía utilitarista para evaluar el bienestar de una sociedad”. En este estado es pertinente recordar que existen otros modos de ver el problema otros enfoques sobre el problema, no solamente el modo neoclásico “En la presente sección se mencionan las principales líneas de abordaje de  los  enfoques  que  hacen  de  la  distribución  un  componente  central  en  el  proceso  de  acumulación  y  reproducción  social”.  Se  trata  de  considerar  los antecedentes de la Economía Política Inglesa y los aportes posteriores coherentes  con  dicho  componente  sobre  la  distribución  y  su  importancia  en  la  dinámica  de  acumulación  de  capital.  Para  ello el autor  hace una síntesis  “a  vuelo  de  pájaro, [de]  los  principales  aportes  de  los  autores  clásicos  de  este  enfoque”.  Dice el autor que los “autores  han  conformado  una  perspectiva  del  fenómeno  económico  como  parte  del  fenómeno  social  que  se  vive  en  los  siglos  XVIII  y  XIX,  de  profundas transformaciones económicas, sociales, políticos y culturales. La  economía  política  clásica  plantea  el  problema  de  la  distribución  como un objeto central de su estudio. Atentos a las principales transforma-ciones que ocurren en el campo de la economía y la política desde el siglo XII al XIX se define el campo de estudio de la ciencia económica”. Dice el autor que el tema de la distribución de los ingresos entre clases sociales es un tema central en un tema vinculado  al problema  del  desempleo  de  las  economías.  La  reproducción  social  se  enfrenta  a  la  posibilidad  de  un  aumento  de  las  rentas  para los propietarios de la tierra por la demanda creciente de las mismas para  ser  explotadas  por  los  nuevos  empresarios  que  disponen  del  capital  adecuado con miras a la producción de alimentos para una clase trabajado-ra que no cesa de aumentar en número. Pero, asimismo, el círculo virtuoso del  crecimiento  pone  en  funcionamiento  un  mecanismo  de  generación  de  cambio  técnico.  la  división  del  trabajo  y  la  introducción  de  maquinaria  y  nuevas fuentes de energía. Aumentan los beneficios para industriales y comerciantes provenientes del creciente comercio interior y exterior, con la creciente monetización de los intercambios. Los sectores populares pueden encontrar nuevos trabajos como empleados de las empresas administradas por una burguesía que prospera, y que pasa a gestionar el presupuesto del estado, a efectos de racionalizar gastos. De forma simplificada, este es el esquema general de la economía política inglesa”.

Interesa saber que opinan los diferentes teóricos de la economía sobre el tema, por ejemplo el conocido economista Adam Smith “En La Riqueza de las Naciones, publicada en 1776, Adam Smith (Smith,  1990)  destaca  la  importancia  del  mercado  como  regulador  social,  sin  desconocer  el  peso  del  Estado  y  las  grandes  empresas,  siempre  proclives  a  establecer  beneficios  a  su  favor  mediante  intervenciones  deliberadas, con cierta somnolencia de la aristocracia terrateniente. La confianza en la  división  del  trabajo  como  motor  del  cambio  técnico,  la  generalización  del comercio mundial y la creciente acumulación de capital destinado a la inversión productiva abren el camino de lo que se denomina la sociedad comercial, y actualmente, capitalismo. Sin embargo, se puede advertir cierta prudencia ante el optimismo del desarrollo futuro de la sociedad comercial, en la medida que el trabajo embrutezca a la población y prevalezcan los intereses de las grandes empresas en la gestión de las finanzas del Estado y la administración colonial. Por otra parte, si bien es la ambición de riqueza lo que anima el ahorro y la inversión, ello puede ocurrir si la sociedad no debilita ciertos lazos de simpatía mutua. Es que en el enfoque smithiano del desarrollo capitalista, la perspectiva neoliberal del egoísmo privado y el respeto del derecho de propiedad no alcanzan como motores del crecimiento económico si la sociedad no respeta las condiciones de convivencia que una ética basada en los sentimientos hace posible, como se concluye de la lectura de su Teoría de los Sentimientos Morales de 1759 (Smith, (2013)”.

Por su lado para David Ricardo el problema de la distribución de la riqueza es un tema central hace en su análisis. Ricardo continua con  el  enfoque  de  Smith,  “incorporando  una  particular teoría de la renta y la influencia de la incorporación de máquinas en la dinámica de largo plazo. Junto a Thomas Malthus las perspectivas del desarrollo capitalista adquieren un alcance referido a las limitaciones que impone la naturaleza en un progreso ilimitado de crecimiento y población por el fenómeno de los rendimientos decrecientes de la tierra. Este se pro-pone como argumento para la libre importación de granos del continente a la isla, siendo presentado como folleto a discusión del Parlamento inglés en 1815 (Ricardo, 1962). La elegancia de dicha argumentación se basa en una metodología deductiva para el análisis económico, en particular del efecto de la desigual distribución entre las clases sociales, que se profundiza en su obra mayor de 1817 (Ricardo, 1959)”.

Dice Failache que este enfoque de Economía Política se cierra con la obra de Carlos Marx, una obra cumbre de economía: “El Capital”, obra que fue concebido como una crítica de la Economía Política, obra publicado en 1867. Dice Failache que “Toda la obra pone foco en la desigualdad social, denuncian-do  la  explotación  como  forma  constitutiva  del  desarrollo  capitalista.  Las  categorías de análisis de Smith y Ricardo son reelaboradas analíticamente,

La desigualdad como problema y reinterpretadas en el marco de una concepción filosófica hegeliana, culminando  en  una  perspectiva  general  novedosa  y  críticamente  valorativa  del desarrollo capitalista en relación a los modos de producción que le pre-ceden. La crítica ética al capitalismo y el análisis de sus tendencias constituirán  un  enfoque  retomado  por  sucesivas  corrientes  que  se  proclaman  seguidoras de dicho autor, haciendo del problema de la desigualdad el eje de la crítica al capitalismo, en tanto que, si bien legalmente se proclama la libertad y autonomía de las personas, el funcionamiento del mercado capitalista las somete a la obligación de vender la fuerza de trabajo para lograr la  mera  subsistencia.  La  obra  culmina,  casi  un  siglo  más  tarde,  con  una  lectura crítica respecto a los logros del capitalismo, haciendo de los mismos la fuente de su destrucción. De él abrevan diferentes orientaciones para su interpretación a efectos de dar cuenta del proceso reciente del capitalismo (Arrighi, 2007; Iber, 2013; Gouverneur, 2012; Harvey, 2010)”.

Todas estas ideas son la base de un  “modelo  ̈clásico ̈ de acumulación y crecimiento que dé cuenta de la mecánica de la distribución y del desarrollo capitalista,  tarea  que  realizan  Duncan  Foley,  Thomas  Michel  y  Daniele  Tavani  (Foley, Michel and Tavani, 2019), pasando por los aportes de Stephen Marglin  (Marglin,1974,  1987).  Este  enfoque  rehabilita  algunas  perspectivas  del enfoque clásico de la economía política, como la tendencia a la baja de la tasa de ganancia por efecto del cambio técnico, este mismo fenómeno del cambio técnico como resultado endógeno del sistema económico de merca-do mediante diferentes modalidades, el papel del capital como timonel del proceso de acumulación, y la importancia de la gestión del conflicto social a la hora de la distribución entre trabajo y capital”.

Conviene también traer a colación la opinión de Keynes  “cuyo  alcance se puede percibir considerando dos obras entre una gran producción sobre diferentes temas. En la primera, publicada en 1928, y titulada  ̈Posibilidades económicas de nuestros nietos ̈, se puede apreciar su perspectiva sobre el capitalismo (Keynes, 1988). En la segunda, la  ̈Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero ̈ de 1936 (Keynes, 1980) presenta los temas principales de su enfoque macroeconómico al incorporar las expectativas y los animals spirits empresariales, es decir aquellos factores de naturaleza sicológica vinculados a las previsiones sobre el futuro que afectan las decisiones de inversión y producción, la importancia de la demanda efectiva y los mecanismos multiplicadores,el reconocimiento del papel de la intermediación financiera, la especulación y la forma rentista de distribución del producto como rasgos destacados del capitalismo susceptibles de ser objeto de políticas por parte del Estado. En este sentido, atendiendo la situación del  denominado  subdesarrollo,  la  consideración  de  los  mismos  temas  es  llevada delante de forma pionera por Michael Kalecki (1943, 1956)”.

Mientras tanto en el campo de lo que se  da en llamar economía del desarrollo “surgen otras concepciones y visiones del problema del subdesarrollo y desarrollo, sobre todo  destacando  los  problemas  que  plantea  el  comercio  internacional,  la  centralización y gestión del sistema financiero en las grandes potencias, las particularidades de las estructuras productivas y de empleo, los patrones de consumo y ahorro, así como la consideración de los factores sociales, políticos  y  culturales  del  estructuralismo  latinoamericano,  cuya  producción  se  sintetiza  por  Octavio  Rodríguez  a  comienzos  del  siglo  XXI  (Rodríguez, 1977, 1980, 2006)”.

Finalmente para terminar es preciso mencionar la importancia que las instituciones tienen en la dinámica de la desigualdad atendiendo al proceso de globalización, financiarizacion y cambio técnico acelerado  desde  el  último  cuarto  del  siglo  XX  hasta  el  presente  “La  teoría  de  la  regulación  propone  un  esquema  de  análisis  e  interrelación  de  las  formas  institucionales que permiten identificar diferentes modos de desarrollo capitalistas (Boyer, 2014, 2020), o las especificidades como el caso de China (Aglietta, 2012)Por  último,  corresponde  destacar  los  recientes  aportes  de  Thomas  Piketty y su equipo, recopilando evidencia empírica que permita arrojar luz sobre el problema de la desigualdad. Al primer libro de síntesis de trabajos previos y nuevos aportes realizados por Piketty (2014) se agrega un segundo aporte en el que se analiza la importancia de la ideología en la consideración de la desigualdad. Allí se argumenta que la desigualdad es fruto de consideraciones  ideológicas  y  políticas  más  que  de  restricciones  económicas  o  tecnológicas,  desigualdades  que  se  crean  en  la  sociedad  y  las  elites  dominantes perpetúan mediante ideologías apropiadas (Piketty, 2019). La obra de Piketty constituye una revalorización del enfoque clásico, recogiendo la experiencia histórica de otro siglo adicional de desarrollo capitalista y de experiencias socialistas”.

Textos íntegramente extraído de: Failache C. (1998)“LA DESIGUALDAD COMO PROBLEMA. CONCEPTOS, MEDICIONES Y MARCOS TEÓRICOS PARA PRECISAR POLÍTICAS” en rev. Der. Lab LXIV (284) páginas 853 a 856. Única fuente usada. Para acceder al contenido completo de este interesante trabajo usted puede suscribirse a la Revista Derecho Laboral llamando a las oficinas de la Fundación de Cultura Universitaria: 29161152, concurriendo de manera personal a la calle 25 de mayo número 583.

jueves, 6 de abril de 2023

Caso astesiano y la crisis institucional provocada


Las señales alarmantes que surgieron a partir de distintas declaraciones de la fiscal Gabriela Fossati fueron demasiadas. Sus salidas públicas fueron inusuales, pero sobre todo graves. En ellas no solo asomaba una vieja interna que revelaba una virulenta puja de poder en el ambiente de los fiscales, sino una evidente falta de motivación para asumir el affaire en sus múltiples dimensiones y con toda su profundidad. No había que bucear en alguna entrelínea, porque la abogada se esmeraba en divulgar su voluntad de ser trasladada a una fiscalía especializada (de delitos económicos) a través de distintos medios (incluidas las redes sociales, tan denostadas por ella misma).

Los audios divulgados por el programa Legítima Defensa, en los que Fossati dispara comentarios escandalosos que cuestionan la capacidad del Estado para investigar sus propios abusos de poder –la corrupción–, no hacen más que confirmar el talante anímico con el que encaraba uno de los casos más agudos de los últimos tiempos. Está claro que la magnitud del entuerto la determina no solo la posición que ocupaba Alejandro Astesiano en la esfera del Estado, sino sus peligrosas relaciones con las cúpulas policiales, también con empresarios ávidos de privilegios ilegales, pero sobre todo sus vínculos con el entorno presidencial y el propio presidente de la república.

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Un ejercicio retrospectivo permite ordenar los mojones que anticiparon este final:

• A menos de un mes de la detención de Astesiano, Fossati comenzó a adquirir un perfil alto en redes sociales, a pesar de que es una práctica no recomendada en la Justicia. El 15 de octubre de 2022 eligió responderle por Twitter al senador Jorge Gandini, quejoso frente a la presunta «celeridad» de la investigación penal. De paso, aprovechó para recordar viejas cuitas con el exfiscal de Corte Jorge Díaz, contradictorias además con sus actuales valoraciones: «Ignoró sistemáticamente mis pedidos de asignación de recursos en situaciones excepcionales, lo que hoy no me pasa dentro de las acotadas posibilidades de la institución».

• Dos días después, le contestaría por esa misma red al presidente de la gremial de fiscales, Willian Rosa: «Le pediría que deje de hacer referencia a asuntos que me involucren, menos confundir a la gente» y «debería entender que no puede hablar de lo que no sabe». Rosa solo había recalcado el valor de la independencia de la institución fiscal en alguna entrevista. Antes, Fossati había dicho que ella no integraba la asociación de fiscales y que Rosa no la representaba.

 

• Pero fue en noviembre cuando las declaraciones de la fiscal se tornaron más complicadas, en coincidencia con las primeras filtraciones de los chats. Justo en ese mes, Fossati esperaba la concreción de su ansiado traslado, pactado con Juan Gómez desde abril, medida que finalmente no se efectivizó, porque el fiscal de Corte prefirió que culminara la indagatoria del caso Astesiano. El 18 de noviembre trascendieron declaraciones de su «entorno» en Montevideo.com que advertían sobre su «soledad» o que trabajaba «con un tenedor». El «entorno» reclamaba mayor apoyo de Gómez y se quejaba de las presiones: «De un lado le pegan para que no se investigue y del otro politizan todo».

• Un día después, surgieron evaluaciones más comprometedoras y de tono similar a las que trascendieron ahora en formato sonoro. Fossati sostuvo que, sin «un compromiso de las instituciones investigadas para depurar los resquicios evidentes (siendo auxiliares de la investigación) y sin apoyo “de adentro”, tiene poco para aportar y prefiere apartarse del caso», publicó el periodista Juan Manuel Carzolio (radio Sarandí). «El hecho de que no se cumplan los compromisos respecto al traslado es para ella un ejemplo de la falta de garantías de la propia institución y del sistema.»

• Sobre fines de ese mes, la fiscal dio argumentos sobre por qué había excluido los chats de Astesiano con el presidente, que no la dejaron bien parada: «El requisito que me indicaron desde Presidencia para hacer una entrega voluntaria fue que no estuvieran los mensajes del presidente con Astesiano y, teniendo en cuenta su investidura y que era una entrega voluntaria, me pareció sumamente razonable», narró Fossati (El Observador, 30-XI-22).

• Diciembre transcurrió con menos estridencias, hasta que se conoció el nombre de quien ocuparía la Fiscalía de Delitos Económicos de Primer Turno: Alejandro Machado. De inmediato, en enero, sobrevinieron quizás los conceptos más inquietantes: «Le respondí [a Gómez] que tuviera presente que, con turnos semanales y 600 y pico de causas, o bien se enlentecería esta investigación, que a mi juicio debería ser priorizada porque parece ser lo que todos reclaman, o desatendería los otros cientos de casos. Que me deslindaba de toda responsabilidad en ese sentido» (El Observador, 24-I-23). Horas después, el fiscal de Corte divulgó una serie de medidas de contención: desde su disposición para liberar a Fossati del peso de la investigación de los delitos que cayesen en su turno por un tiempo hasta el acompañamiento de distintas unidades de apoyo de la Fiscalía General.

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Este proceso permite entender que los audios enviados el 17 de noviembre al periodista Carlos Peláez no son una muestra solitaria. Con todo, el enunciado articulado mediante su voz y sus inflexiones lo revisten de una inusitada gravedad. La historia posterior es conocida: la imputación al exdirector de Convivencia Gustavo Leal, sin que se conozcan los elementos para tipificarle un posible delito (algo que nada tiene que ver con la falta de oportunismo político del dirigente frenteamplista) y las demandas por difamación contra el presidente del Frente Amplio y dos periodistas de Caras y Caretas. Quizás incómoda frente a las derivaciones de un caso que en sus comienzos iba contra una organización que falsificaba pasaportes, la fiscal respondió a las supuestas presiones del poder con presiones hacia el lado equivocado, porque ser una fiscal no la exime de ser sujeto de crítica (los insultos son otra cosa). Es inquietante que quien ostenta el poder de la acción penal pública, y, por tanto, debe aplicar el derecho de modo represivo a favor de los ciudadanos y nunca en contra, utilice esa investidura contra periodistas y el máximo representante de la oposición.

En este contexto, y quizás contra las cuerdas, Fossati intentó defenderse en una entrevista con Gabriel Pereyra (En la Mira, 1-III-23). Es cierto que logró allí ponderar algunos resultados aceptables, como la formalización del exsubdirector ejecutivo de la Policía Jorge Berriel o la condena de Astesiano –de acuerdo a los archivos de la fiscal, con una pena inédita para el delito de asociación para delinquir–, pero todo tuvo demasiado gusto a poco. Además, esos logros quedaron eclipsados con más opiniones temerarias, a saber: la eventual «cosificación» del exjefe de seguridad presidencial si era sometido a un juicio oral (preocupación humanitaria que el sistema no suele demostrar frente a víctimas menos notorias) o la insuficiencia de recursos para preparar esa instancia en línea con el nuevo Código del Proceso Penal (reforma que nunca fue del agrado de Fossati). Por último, frente a la pregunta de si todavía existía margen para imputar más arriba –en la esfera de los altos mandos políticos–, dio a entender que no llegarían más «sorpresas». El título de una famosa serie policial pareció dibujarse en su rostro: caso cerrado. Un gran signo de interrogación quedó sobre varios asuntos: las demás líneas investigativas, el contenido en otros dos celulares de Astesiano, los chats correspondientes a otros años o los intercambios entre el custodio y el presidente. La fiscal, que no pudo evitar decirles a varios periodistas que «no se iba a inmolar por una investigación que va fatalmente al fracaso» y que se estaba ante un «escándalo institucional de proporciones», se atajaría ahora con que una cosa es una investigación periodística y otra, una penal.

Es cierto que, entre las mayores complejidades del caso –y esto aún no ha sido calibrado en su magnitud–, estaba el involucramiento, en la red de tráfico de influencias regenteada desde la Torre Ejecutiva, de las altas jerarquías de la Policía, institución esencial como «auxiliar» de la investigación de los fiscales, y que el gobierno no aportó las garantías necesarias al no destituirlas en tiempo y forma. Pero el modo en que Fossati intentó sortear esas «piedras» no pareció ir en una línea de reforzar su investigación, sino de debilitarla de una manera provocadora. Así, la abogada parecía hacer todo lo posible para forzar al fiscal de Corte a trasladarla. Pero Gómez también termina debilitado y carente de una lectura política para procesar las señales y proteger la investigación con un cambio de jugadores. Con el mazazo de los audios, Fossati terminó certificándose por motivos de salud y volvió a reclamar su traslado, porque «otros ojos» renovarán la perspectiva. Ahora sí, la claudicación es explícita.

La crisis ha transcurrido en un tortuoso vaivén de impulsos y frenos, de sobresaltos y quietudes, sin que los poderes públicos se sinceraran en torno a la gravedad institucional del asunto. Los vapores anestésicos que emanan de la carnicería digital parecen cubrirlo todo, pero si quienes tienen que investigar al poder se escudan en la falta de recursos, en que fueron presa de presiones políticas, en que no tuvieron tiempo para revisar todos los indicios, lisa y llanamente: estamos en el horno.

Publicado en Brecha, edición número 1946, 10 de marzo de 2023. Titulo original: “EL CASO ASTESIONO Y UNA GRAVE CRISIS INSTITUCIONAL. Entre la alarma y la anestesia” Autor: Rodrigo Alonso.