domingo, 15 de agosto de 2021

Consejos de salarios de promesas incumplidas. La recuperación salarial que no será

 

En la antesala de las negociaciones de la novena ronda de los consejos de salarios, los lineamientos propuestos por el Ejecutivo generaron críticas de trabajadores y empresarios. La inflación estimada hace dudar de que la recuperación anunciada no termine en pérdida. El gobierno prefirió no señalar a los que podrían pagar mejor, pero anunció que no se opondrá si terminan aceptando aumentos mayores a los pautados.

Por un lado, los trabajadores exigen una mayor recuperación de la pérdida salarial ocurrida en la ronda «puente» del año pasado, en el entendido de que no se asegura que esta ocurrirá al final del período. En la otra vereda, las cámaras empresariales sostienen que se vulneró lo pactado en la última ronda y plantean la necesidad de una reducción de los laudos mínimos en algunos sectores para asegurar su continuidad. Mientras tanto, el gobierno defiende sus lineamientos al indicar que mantiene un equilibrio por ser criticado por ambas partes, aunque no sea este el único indicador que mira para la definición de los ajustes.

El punto de partida de las negociaciones para la mayoría de los sectores, de un conjunto que involucra a unos 465 mil trabajadores, es el de una pérdida del 4,2 por ciento del salario real y un compromiso de recuperación. A principios de julio, el Poder Ejecutivo planteó los lineamientos salariales para la presente ronda. En ellos se definieron ajustes diferentes a partir de la dispar afectación que la pandemia produjo en los distintos sectores de actividad, según la propia definición del gobierno: se consideró a algunos como «muy afectados por la pandemia» y a otros como «menos o poco afectados» –en ningún caso se determinaron sectores a los que les fue bien–. A su vez, dentro de los que sufrieron menos o poco, el gobierno pautó ajustes diferenciales según se trate de microempresas o no.

Para las actividades consideradas muy afectadas, principalmente sectores asociados al turismo, la pauta del gobierno plantea una nueva ronda puente por un año, en la que solo habría un ajuste salarial a mitad del período, muy por debajo de la inflación esperada. La pérdida de salario real acumulada entre ambas rondas puente para los trabajadores de estos rubros estaría entre el 7,5 y el 8 por ciento. Son sectores que abarcan a unos 50 mil asalariados, en los cuales, según sostuvo a Brecha el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, «es imposible una recuperación en menos de un año», aunque tampoco está asegurada una recuperación posterior. En cuanto a los lineamientos para los sectores menos o poco afectados, la propuesta es que se haga un convenio por dos años en el que se establezcan ajustes semestrales considerando la inflación esperada (según la estimación gubernamental) y una recuperación de la pérdida salarial de la ronda pasada. La recuperación prevista para el final del convenio sería de un 1,1 por ciento para los trabajadores de las microempresas –más de 3 por ciento de recuperación quedaría para el siguiente período– y del 1,6 por ciento para el resto, que también debería esperar a la siguiente ronda para completar la recuperación.

Según dijo al semanario la economista Alejandra Picco, integrante del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, la propuesta del Ejecutivo es insuficiente, ya que, por las estimaciones de crecimiento para los próximos años, es muy difícil que se cumpla el compromiso de recuperar todo lo perdido en lo que queda de gobierno. A su vez, sostuvo que la diferenciación de pautas según el tamaño de la empresa no tiene justificación económica y sienta un peligroso precedente de ruptura del criterio de negociación por sector de actividad, ya que «no hay argumento técnico demostrado de que en todos los sectores a las empresas más chicas les fue peor» y que, en todo caso, debería ser el propio sector de actividad el que definiera cómo manejar las diferentes realidades intrasectoriales que pudieran existir. Agregó que la propuesta parece un guiño al sector empresarial, que ha planteado en varias oportunidades las heterogeneidades que hay entre empresas a nivel sectorial como argumento para ir hacia una negociación por empresa.

A mediados de julio, la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay también hizo llegar sus consideraciones sobre los lineamientos. Según la carta enviada al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, publicada por El País, la cámara entiende que hubo un incumplimiento del acuerdo pautado respecto al inicio de la recuperación salarial –debería comenzar en enero de 2022 y no en julio de 2021–, que no se recogió la heterogeneidad de las situaciones empresariales y tampoco se contempló lo pautado como correctivo final del acuerdo puente. Sobre las críticas, Mieres sostuvo que «hablan de que la pauta del gobierno mantiene un equilibrio razonable», y agregó que, si bien se entendió necesario diferenciar situaciones, no se quiso sentar un antecedente que implique transformar radicalmente la forma de negociación. A la vez, sostuvo que no se consideró el planteo de las cámaras de descontar el correctivo de la ronda pasada porque esto implicaría «aumentar la pérdida del salario real».

ESTRECHA RELACIÓN

El comienzo de la recuperación salarial para los sectores menos afectados depende de que se cumplan las estimaciones de inflación hechas por el gobierno. Dado que cada ajuste semestral incluye un componente de inflación esperada y uno de recuperación, cabría preguntarse qué tan probable es que se cumplan las estimaciones del gobierno en cuanto a la inflación y qué sucedería con la recuperación salarial si la cifra resulta ser mayor a la esperada. El Ejecutivo proyecta que la inflación para el presente semestre se situará en el 1,8 por ciento. Si bien Mieres aseguró a este semanario que «nadie piensa que la inflación a fin de año vaya a llegar al 2,5 por ciento» –que es el ajuste salarial propuesto para el semestre–, las estimaciones del Banco Central del Uruguay (BCU) publicadas un mes atrás dicen que la inflación será del 2,2 por ciento, por lo que el porcentaje de recuperación sería menor al anunciado. A su vez, para los dos años que abarcarían los convenios, la inflación acumulada sería, según el gobierno, del 10,9 por ciento, pero, nuevamente, el BCU es más pesimista, estimándola en un 13,2 y la consultora CPA Ferrere, por su parte, calcula que será de un 15. De modo que la recuperación no solo podría ser menor a la anunciada, sino que podría darse una nueva pérdida al término de los convenios.

Para evitar esto, los lineamientos del Ejecutivo plantean que, en junio de 2023, al finalizar los convenios, se añada un correctivo que absorbería total o parcialmente la diferencia entre la inflación efectiva y la estimada. Pero que la corrección fuera parcial o total dependería de la evolución del empleo sectorial. Para tomar la determinación se compararía el número de trabajadores existente en cada sector en 2023 y 2019: si la cantidad de trabajadores registrados en junio de 2023 fuera superior al 98 por ciento del total de junio de 2019, se pagaría el total del correctivo. Si la cifra fuera menor, el porcentaje del correctivo sería menor (entre el 96 y el 98 por ciento, se pagaría el 80 por ciento del correctivo; menos del 96 por ciento de trabajadores, se pagaría el 60 por ciento). En los casos en que no se pague el total del correctivo, esa diferencia quedaría para la siguiente ronda de negociación. Consultada por Brecha, Picco cuestionó que, en el mejor de los escenarios de empleo posibles, de no cumplirse con las metas de inflación, recién dentro de dos años comenzaría la recuperación de una parte del salario real perdido durante el período puente. Y agregó que es discutible que la variable de empleo sea la mejor para determinar los correctivos, ya que un sector donde se estén procesando reestructuras o procesos de cambio técnico podrían reducir el empleo sectorial, aun siendo ramas de actividad con rentabilidad elevada.

En definitiva, las problemáticas pautas parecen ser consecuencia de la persecución de objetivos contradictorios. Esto quedó de manifiesto meses atrás, cuando diferentes calificadoras de riesgo y organismos externos sostuvieron que las perspectivas de rebaja de la inflación dependerían del resultado de las próximas negociaciones salariales, «en las que el gobierno enfrenta un difícil compromiso entre su promesa de recuperación de las pérdidas salariales reales y alentar aumentos salariales moderados para facilitar el proceso de desinflación» (véase «Cartas marcadas», Brecha, 11-VI-21). Así, el ministro Mieres sostuvo que uno de los elementos que se tuvieron en cuenta a la hora de definir los lineamientos fue que «la pauta no tenga, dentro de lo posible, un componente inflacionario que vaya en contra de los objetivos, que es la baja de la inflación».

Por eso no se incluyeron correctivos intermedios, de este modo se reduciría la indexación salarial. Giuliano Cantisani, economista de CPA Ferrere, recordó que si bien lo acostumbrado había sido calcular los ajustes en función de la inflación esperada, también se incluían correctivos intermedios que garantizaban a los asalariados la recuperación del salario perdido cuando la inflación terminaba siendo mayor. Para el economista, el éxito de los trabajadores se juega en buena medida en esa cancha: la de lograr incluir correctivos intermedios. Sin embargo, para Cantisani, cumplir con las metas de inflación es primordial, ya que, de lo contrario, habría al menos tres años consecutivos de caída del salario real y un correctivo final en julio de 2023 que sería muy importante, lo cual sumaría presiones inflacionarias para los siguientes años.

SITUACIONES HETEROGÉNEAS

La recuperación salarial también es cuestionada por su incidencia en la recuperación del mercado laboral. Días antes a la presentación de los lineamientos, el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay, Alfredo Antía, propuso, en el informativo Subrayado, que se permitiera la contratación de nuevos trabajadores con salarios por debajo del laudo acordado, para contemplar así la situación económica de los rubros más afectados. Si bien Mieres sostuvo que los lineamientos no van en ese sentido, manifestó que cuando se lleva adelante una ronda salarial se tiene que tener en cuenta que las pautas no generen una pérdida de puestos de trabajo y que si las dos partes comparten la evaluación de que es necesario tomar ese tipo de medidas, «no nos vamos a oponer».

Para la economista del Instituto Cuesta Duarte, el diagnóstico de que el crecimiento del empleo depende de la caída del salario es erróneo. «¿Hasta dónde tenemos que rebajar el salario para conseguir empleo?», disparó. Además, criticó que en los lineamientos no haya un reconocimiento de que hubo sectores que no se vieron afectados por la pandemia, o a los que incluso les fue bien, como los vinculados a la agroexportación, a las tecnologías de la información o las industrias químicas. «Después podemos discutir si son muchos o pocos, si fueron siempre los mismos o fueron cambiando, pero primero hay que reconocer que los hubo.» Al respecto, el ministro reconoció que la determinación de los sectores fue problemática, pero aseguró que, independientemente de ello, si las partes acuerdan aumentos superiores a los pautados, el gobierno no va a oponerse.

Sobre el mercado laboral y las situaciones heterogéneas en los sectores, Cantisani, explicó que los últimos datos dieron buenas señales de recuperación, aunque todavía hay unos 35 mil ocupados menos respecto a febrero de 2020. Según la estimación de la consultora, la actividad económica general regresaría a los niveles prepandemia en el segundo trimestre del año que viene. Sin embargo, en el presente, las actividades primarias (agro, pesca y minería) y la construcción lideran el crecimiento económico, ubicándose 7,3 y 5,2 por ciento por encima del promedio de 2019, respectivamente. Esto se explicaría por el incremento de la demanda externa y los altos precios internacionales, en el primer caso, y por las obras de infraestructura vinculadas a la segunda planta de UPM, en el segundo. En menor medida, los servicios financieros también superaron los niveles prepandemia. En el otro extremo, los servicios en general y en particular los vinculados al turismo, se encuentran un 8 por ciento por debajo del nivel prepandemia.

(Brecha numero 1864. Autor: Luciano Costabel, 13 agosto de 2021. Titulo original “Lo prometido es deuda”