Para el
gobierno, se inició la recuperación de los sueldos de los trabajadores. Sin
embargo, los datos anunciados solo permiten amortiguar, en parte, la pérdida
del salario real en los primeros tres años de la actual administración. Por
otro lado, se acentúa la distribución negativa de la riqueza, cuando la
economía crecería un 10 por ciento respecto a 2019 y la masa salarial solo
rondaría la mitad de ese porcentaje.
El nuevo
índice medio de salarios (IMS), ubicado en 9,74 por ciento y superior a la
inflación del período enero-noviembre de 2022, que fue de 8,29 por ciento, ha
provocado lecturas varias. Desde el Ejecutivo se afirma que, tanto para las
jubilaciones y las pensiones (que se ajustan por el IMS) como para algunos
ajustes salariales, ese indicador manifiesta que se inició la recuperación del
salario real comprometida años atrás, cuando, a raíz de la pandemia de
coronavirus y el consiguiente enfriamiento de la economía, salarios y
pasividades sufrieron una caída del poder de compra. Sin embargo, desde filas
de la oposición política, así como desde la central sindical, se cuestiona esa
lectura complaciente. En primer lugar, porque la comparación para afirmar que
se está en la senda de la recuperación de los ingresos de los trabajadores
tiene la falencia de confrontar, en lugar de las cifras anualizadas, los
registros de noviembre y diciembre de 2021 con los de 2022. Es decir, los
porcentajes no se anualizan, por lo que no tienen en cuenta lo ocurrido en todo
2022.
El
economista Bruno Giometti, del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, comentó a
Brecha que lo que dice el ministro de Trabajo, Pablo Mieres, es que, al final
del año, en virtud de que la inflación empezó a disminuir, el salario comenzó a
repuntar en relación a un primer semestre que fue muy malo. Los primeros seis
meses resultaron negativos porque hubo una inflación más alta, explicó
Giometti, y los ajustes no previeron que la inflación iba a ser tan alta. En
cambio, en el segundo semestre, a partir de setiembre, empezó a bajar algo la
inflación y los ajustes de julio comenzaron a amortiguar un poco la caída.
«Para nosotros, más allá de la discusión de si el salario aumentó un punto, el
análisis central que hay que hacer es: el salario cayó, eso es indudable, y la
economía creció. Si se toma el promedio de enero a noviembre de 2022 y se
compara con el mismo período de 2019, da un 3,9 por ciento de disminución del
salario real. Si se toma noviembre de 2022 y se compara con noviembre de 2019,
que es la peor comparación posible, te da, con la metodología de Mieres, que la
caída es un poco más baja. Igual te da que está dos puntos por debajo de 2019»,
ilustró el economista. Incluso, sostuvo, si se acepta como referencia el
salario de noviembre (comparado con el mismo mes de 2021), podría constatarse
una suba del 1 por ciento, pero «si se toma el promedio de los 11 meses de 2022
y se lo compara con el mismo lapso de 2021, ahí la disminución es como del 0,7
por ciento. Para un balance adecuado, lo mejor sería hacer esta segunda comparación,
porque te permite tener una visión de lo que pasó en 2022. El salario en 2022
cayó respecto a 2021, más allá de que falta diciembre para completar los
datos».
En el caso
de las pasividades, el asesor de la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas
del Uruguay (ONAJPU), Ariel Ferrari, señaló a Brecha que, después de cuatro
años, es la primera vez que el IMS está por arriba del IPC (índice del precio
al consumo): «El problema que tenemos es que cuando el gobierno da el 3 por
ciento en julio se está perdiendo la posibilidad, a diferencia de lo que había
dicho el Ejecutivo, de que este año recuperemos lo perdido entre 2020, 2021 y
2022». La caída en estos años, añadió, fue de un 3,7 por ciento, y, dado que el
ajuste se aplica sobre junio, antes del 3 por ciento otorgado como anticipo (al
IMS hay que restarle el 3 por ciento adelantado) y no sobre diciembre, el monto
del incremento es de 6,54 por ciento. «Se recupera solamente un 1,4 por ciento
del poder adquisitivo de las jubilaciones y las pensiones, cuando la pérdida
fue sensiblemente mayor», remató Ferrari.
MÁS CONCENTRACIÓN
El
economista y secretario de Asuntos Sociales del Frente Amplio, Daniel Olesker,
reconoció que en los últimos meses el salario real comenzó a tener una
recuperación, porque, además, a la inflación le siguió un efecto de deflación y
los precios comenzaron a bajar en noviembre y diciembre (también a merced del
UTE Premia). Eso indicaría un proceso de recuperación que se consolidaría en
2023.
Pero, para
el economista, son necesarias algunas precisiones. Por ejemplo, que el salario
y la cifra del empleo son los que en conjunto definen el ingreso de la clase
trabajadora: «En 2022, el salario cayó un 0,4 y el empleo creció un 2 por
ciento, eso quiere decir que la masa salarial, si se suman salarios y empleo,
creció alrededor de un 2,5. Sin embargo, el PBI habría crecido alrededor de un
5 por ciento. O sea que el ingreso de la clase trabajadora creció la mitad de
lo que lo hizo el producto y hubo, claramente, una concentración de la
riqueza».
Además, a
su entender, hay que analizar más finamente las cifras de la inflación, porque
dentro del 8,3 de aumento del IPC, los alimentos y las bebidas crecieron un
11,7 por ciento. Es decir que para los sectores de menos ingresos, en los que
la alimentación pesa más o menos un 35 por ciento en el IPC (en el primer y el
segundo decil de la población), la carga es más gravosa, mientras para el resto
no supera el 15 por ciento de sus ingresos.
Habría
otros puntos a tener en cuenta. La política del gobierno apuntó a una baja muy
fuerte de los ingresos salariales en los primeros dos años –en opinión de
Olesker, a partir de una lectura sesgada de la crisis de la pandemia–,
estancarlos en el tercero y luego empezar a recuperarlos a los niveles de 2019.
Pero, si se analiza la evolución de la economía, esta ha tenido en 2021 y 2022
un fuerte crecimiento, y se prevé que al cabo del quinquenio el crecimiento del
producto alcance un 10 por ciento por encima del registro de 2019. Sin embargo,
la masa salarial (empleo más salarios) no alcanzaría la mitad de ese
porcentaje, lo que es indicativo de la tendencia negativa de la distribución de
la riqueza.
De todas
formas, lo que asoma en el horizonte es la necesidad de atender al talante
crítico de gran parte de la sociedad. La seguridad y la economía aparecen como
las primeras preocupaciones de la sociedad. Pero otro factor que se vislumbra
en, al menos, el primer semestre de 2023 es el enfriamiento de la economía
mundial, algo que resulta evidente en la disminución del precio de los
commodities (especialmente el de la carne) y el recorte de las compras por
parte de China. En el último trimestre de 2022, el principal destino de las
exportaciones uruguayas fue Brasil, lo que reinstalaría la necesidad de buscar
alguna forma de reactivar el mercado interno.
EXTRAIDO DE
BRECHA N° 1938. TITULO ORIGINAL: LOS SALARIOS EN EL TERCER AÑO DE GOBIERNO
HERRERISTA. Dale color. Autor: Víctor H. Abelando 13 enero de 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario