domingo, 30 de octubre de 2022

Detrás del contrato de trabajo hay una cierta esclavitud

 

Yo digo que detrás del contrato de trabajo hay una cierta esclavitud que algún día va a cambiar, algún día el hombre se va a poder hacer dueño de su trabajo y del valor de su trabajo sin la intermediación de nadie.

Porque en definitiva que yo entregue la tercera parte de mi día a un extraño, para que él me la maneje y para que me dé a cambio nada más que para poder comer yo y mi familia, es una injusticia social básica. Esto es explotación del hombre por el hombre.

La explotación del hombre por el hombre tiene una raíz ética absolutamente injusta, esa injusticia está sucediendo hoy día, por eso, uno insiste mucho en la protección.

Al trabajador nunca se le paga el real valor que tiene su trabajo en el mercado. Este es el famoso tema de la plusvalía. El trabajador vende su energía metida en el producto que crea, producto del cual otro se apropia.

Porque algún día esto va a tener que cambiar, porque no hay derecho a que el capital se forme con el monto de lo que se le deja de pagar al trabajador por su energía consumida. Una sociedad auto gestionada puede hacer eso.

Mientras esto sucede, uno siente como imprescindible la protección del derecho del trabajo. Aunque nosotros luchemos para algún día no haya explotación del hombre por el hombre, en el mientras tanto debemos de seguir protegiendo a quien pone su vida y su cuerpo al servicio de los intereses económicos de otro. Luchemos para que usted no tenga que darle a otro ocho horas de su vida, en el mientras tanto debemos de seguir protegiendo.

Porque usted cuando trabaja prácticamente abdica de sus libertades, por ejemplo: no puede ver a su familia, no puede ir a ver un hijo si está enfermo, a veces siquiera puede reírse o conversar con sus pares. Es decir, son una cantidad de abdicaciones, en un largo periodo del día, cosa que tiene que cambiar.

Mientras no cambie tenemos que proteger al hombre en situación de trabajar, porque está en una condición de inferioridad, de desigualdad permanente. La protección es el mandato esencial del derecho del trabajo; pues el hombre sacrifica mucho en ocho horas.

               

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