Este 2022
se cumplieron 50 años de varios acontecimientos que marcaron la historia
política y religiosa de Uruguay, entre ellos, el asesinato de varios militantes
cristianos comprometidos con la transformación social y la celebración de la
Navidad en el Penal de Libertad, a cargo de varios líderes religiosos que
estaban presos por motivos políticos.
Antes de
encontrarse en las cárceles y cuarteles de todo el país, estos militantes,
inspirados por diferentes vertientes filosóficas, compartían los mismos sueños
e ideales de transformación social y desarrollaban sus prácticas sociales y
políticas en diversos contextos. Entre ellos, el Frente Amplio, donde
confluyeron referentes de tradición socialista, comunista, cristiana,
comunitarista, latinoamericanista y donde la teología de la liberación, la
educación popular, la opción por los pobres se respiraban, se practicaban y se
cantaban.
Estos
movimientos cristianos de liberación eran vistos como la versión cristiana de
la subversión y responsables de la infiltración comunista en la iglesia, y
contra ellos se desplegó el control y la persecución de los aparatos represivos
estatales enmarcados en la doctrina de la seguridad nacional promovida por
Estados Unidos.
Cuando el
14 de abril de 1972 miembros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros
(MLN-T) asesinaron al ministro Armando Acosta y Lara desde los techos de la
Iglesia metodista central, la polarización social y política, que también se
expresaba en el campo eclesial, no hizo más que aumentar. Dos días después del
hecho, la iglesia fue atacada con una bomba por la Juventud Uruguaya de Pie.
Ambas acciones colocaron a la Iglesia metodista en el ojo de la tormenta y
generaron golpes duros para la comunidad, que fue asediada por los servicios de
inteligencia. Se acusó a la iglesia de complicidad con los tupamaros, la
pastora Ilda Vence y el presidente de la Iglesia metodista Emilio Castro
recibieron duras críticas en la prensa, y la comunidad quedó dividida entre
quienes consideraron que la Iglesia era cómplice del atentado y quienes no.
Pocos días
después, el arzobispo de Montevideo Carlos Parteli visitó la seccional 20 del
Partido Comunista, donde eran velados ocho militantes asesinados el 17 de abril
en esa misma sede. El gesto de solidaridad cristiana, que contenía un fuerte
cariz político, no hizo más que aumentar la tensión entre la Iglesia y el
presidente Juan María Bordaberry –un devoto católico integrista– y provocó
reacciones en la derecha, tanto católica como política. Del otro lado, el hito
fue vivido como un acto de gran humanidad, que el secretario general del
Partido Comunista Rodney Arismendi definió como auténtico y enraizado en el
sermón de la montaña.
Mil
novecientos setenta y dos también estuvo marcado a fuego por el asesinato de
varios jóvenes cristianos que militaban en diversos espacios sociales. En una
lista no exhaustiva están Luis Carlos Batalla Piedra Buena, nacido en Treinta y
Tres, militante del Partido Demócrata Cristiano, muerto a golpes el 24 de mayo;
Juan Diógenes Álvarez Miranda, militante social de la Iglesia luterana de
Rivera, asesinado en la bajada de Pena el 10 de junio; Héctor Jurado de
Avellaneda, pastor bautista en Estación Atlántida, detenido y herido de muerte
el 9 de julio por su supuesta vinculación con el MLN; Joaquín Klüver, militante
del Partido Comunista Revolucionario, detenido y ejecutado por la espalda el 6
de diciembre por repartir volantes en una feria, había nacido en Mercedes y
tenía formación metodista.1
Pero, así
como fue un año de persecución, exilio, detenciones, torturas y muerte, también
hubo rendijas de esperanzas, historias de solidaridad, protestas, huelgas,
comunión y ayunos.
NAVIDAD EN LIBERTAD
Sin
quererlo, para la Navidad de 1972 la dictadura había reunido en el Penal de
Libertad a un variado y talentoso grupo de músicos y clérigos. Llegadas las
fiestas, había una preocupación por las situaciones de depresión entre los
presos, que se acentúan en estas fechas. Los pastores, sacerdotes y laicos
recluidos a veces tenían la oportunidad de acompañar el dolor de sus compañeros
y dar una palabra de aliento. Este grupo ecuménico, que se encontraba
semanalmente a orar y a estudiar la Biblia, propuso a las autoridades hacer una
misa o culto de Navidad.
En el
documental Fe en la resistencia, el pastor Ademar Olivera contó que para la
Navidad del 72 se hicieron tres oficios, a los que concurrió buena parte de los
presos políticos. Era una comunión democrática, donde los oficiantes y los
fieles tenían el mismo atuendo gris, la cabeza rapada y las mantas moras, y
compartieron la misma copa y el mismo pan.2
El grupo
que hizo el oficio estaba conformado por los sacerdotes José María Bidegain,
Salvador Burges, Manuel Dibar, Carlos Fernández, Pier Luigi, Luis Rouve, Solón
Veríssimo; los pastores metodistas Miguel Brun, Heber Cardozo y Olivera; el
pastor bautista Jorge Valenzuela, y al menos otros diez laicos valdenses,
católicos y metodistas:3 «Yo fui ateo toda la vida y te sorprendía la cantidad
de gente que sin ser creyente concurría a las ceremonias. Era una forma de
salir y estar juntos. Fui a la primera misa y, para mi sorpresa, Raúl Sendic
estaba sentado en la primera fila», recordaba Artigas Gandaro, participante de
la ceremonia.4
La música y
los músicos fueron muy importantes durante esas celebraciones. Heber Cardozo
recuerda sus nombres: «Pivel, primer violín del SODRE, Álvaro Botto,
concertista de guitarra, Aníbal Sampayo, Oscar Laucha Prieto y un músico de
Juan Lacaze, y nosotros con la guitarrita». Fue un momento memorable, se cantó
«La noche de los pobres», de los hermanos Santini, «Hemos de vencer», de Martin
Luther King y una canción de cuna compuesta por Sampayo sobre la Navidad «que
nos emociona hasta el día de hoy, ya que muchos teníamos hijos chicos».
En la
ceremonia de aquella Navidad de 1972, los presos del penal –cristianos o no– se
dieron a sí mismos un mensaje profundo al cantar «Cuando los Santos vienen
marchando», que dice entre sus estrofas: «Él nos dará la libertad, cuando venga
a rescatarnos, él nos dará la libertad».
1. Datos
tomados del libro ¿De qué lado está Cristo? Religión y política en el Uruguay
de la Guerra Fría (Fin de Siglo, 2021), de Dahaian Barrales y Nicolás Iglesias.
2. Relato
recogido en el documental Fe en la resistencia (2018), de Stephanie Kreher,
Nicolás Iglesias.
3. Estos
momentos fueron recreados en la historia «Comunión de las manos vacías», en el
libro Bocas del Tiempo (2007), de Eduardo Galeano, según el relato que le
acercó Miguel Brun.
4. Nicolás
Iglesias Schneider, «Resistencia o sumisión: las religiones frente al golpe militar»,
Lento n.º 31, pág. 50.
5. Ídem.
EXTRAIDO DE
BRECHA N° 1935. TITULO ORIGINAL: Comunión entre cristianos e
izquierdas. Autor: Nicolás Iglesias Schneider, 23 de diciembre, 2022
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