Opinión del economista Gabriel Oddone
"Para Oddone, la coalición llegó al gobierno con tres mandatos claros:
procesar un ajuste fiscal («luego de varios años de desajuste respecto a las
metas, lo cual introducía mucha incertidumbre para el sector privado»),
promover una política desinflacionaria activa («con el propósito de despejar
dudas respecto de la formación de precios») y procesar algunas «reformas» («en
las que el tema energético era crucial y estaba largamente contenido en la LUC
como expresión de deseo»). Sin embargo, «lo que sucedió con la pandemia es un
evento disruptivo, de una magnitud aún imposible de calificar». Luego expresó:
«Dado que las condiciones cambiaron, la estrategia del “malla oro” debe ser
revisada, hasta que el escenario de emergencia desaparezca. Lo cual, creo, va a
llevar por lo menos todo 2021».
Según Oddone, el libreto original del gobierno no ha variado
sustancialmente hasta ahora, cuando «la economía política» comienza a ejercer
presión: «Sin perjuicio de que actuaron rápidamente y usaron los instrumentos
que estaban a su disposición y que el país había desarrollado largamente
(asignaciones familiares, seguros de desempleo, la Tarjeta Uruguay Social,
etcétera). Después se discutirá si fue mucho o poco. Yo creo que se quedaron
cortos. Pienso que siguieron en el modo “malla oro” durante todo 2020, hasta
ahora: se aprobó un presupuesto restrictivo y se le otorgó un rol secundario a
la inversión pública a la hora de compensar una contracción cíclica». Oddone
juzga que las condiciones actuales son lo suficientemente graves para
desenfocar provisoriamente el objetivo fiscal: «Creo que el país está en
condiciones de asumir el riesgo de procesar una expansión de 1 punto o 1,5
puntos del PBI para atravesar las complejidades de 2021 y 2022 sin mayores
zozobras». Si no se hace, dice, se corren dos riesgos importantes: entrar en un
círculo vicioso de bajo crecimiento, que baje la recaudación como consecuencia
de una «contracción significativa» y «exponerse a una situación de mayor
tensión social» como consecuencia de que la economía no levante vuelo y no
mejore el empleo.
«Cuando veo a Guido Manini declarar, cuando veo a Julio María
Sanguinetti decir que el Partido Colorado va a presentar propuestas e, incluso,
cuando veo la carta de De Posadas y el enfoque de la conferencia de prensa del
lunes de la ministra Azucena Arbeleche, creo que en la interna del gobierno hay
una discusión que está en proceso», opinó el analista. Cree que los sectores
que tienen mayor «experiencia y visión política» sugieren un camino que se
aparta de los planes originales: «Es una discusión que no había aparecido nunca
hasta ahora. Lo interesante es que las voces discordantes no parecen estar
coordinando un plan. Presumo que, en el corazón del gobierno –seguramente
sensible a esos movimientos en la coalición–, están previendo hacer algún
cambio. Hasta octubre, digamos, ellos pensaban que la estrategia dominante era
la que desplegaron cuando asumieron. Lo que ocurre en adelante lleva a esas
nuevas reconsideraciones. ¿Cuándo vamos a saberlo con claridad? Creo que a
principios de marzo, con la comparecencia del presidente en el Parlamento».
Respecto al papel de los empresarios en la discusión del rumbo de la
política económica, Oddone dijo: «La discusión batllistas/herreristas también
atraviesa a los empresarios. Y en este caso también tenés el interés
particular. Porque acá hay empresarios que se vieron fuertemente afectados por
recortes significativos o por un freno de la inversión, y otros que menos.
Entonces, vas a ver que el sector turismo va a pedir ayudas concretas, los
sectores intensivos en mano de obra van a pedir que los seguros por desempleo
se mantengan y los sectores contratistas del Estado van a pedir que haya obra
pública. Eso pasa en cualquier lugar del mundo, y es lógico que así sea».
Oddone también se refirió a un casi seguro aumento de la desigualdad:
«Los trabajadores con menor nivel de instrucción o escasas habilidades
digitales van a ser claramente los perdedores. Y esas son personas que están
alojadas en sectores medios o medios bajos». Y concluyó: «Ya lo que ocurrió va
a causar un aumento de la desigualdad. De lo que se trata es de que sea el
menor aumento posible. Primero, por razones de justicia: creo que,
ideológicamente, está bien que así sea, porque no concibo sociedades
desiguales. Segundo, por razones de conveniencia: una sociedad muy desigual se
vuelve una sociedad más convulsa, más problemática y, por lo tanto, menos
cohesionada. Hay fundamentos de todo tipo para que en este momento el Estado
intervenga con un rol activo. Es una de las razones por las cuales esta
polémica está instalada, en la que incluso voceros que no son amigos del sector
público están dispuestos a rever sus posturas porque entienden los riesgos que
están presentes y porque, además, asumen que cuanto más se relega la
recuperación, más se acercan las próximas elecciones»."
(Fragmente de la nota “Las cuitas del joven Friedman” cuya
autoría pertenece a Venancio Acosta, Brecha, numero 1838, páginas 3 a 5. El titulo nos pertenece)
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