Opinión del economista Luis Bertola
" Bértola –especialista en la historia
económica de Uruguay– observa un contexto político en el que, además de los
clamores de la oposición y del contexto internacional favorable a la
oportunidad del gasto, se han intensificado, dentro de la propia coalición, las
voces que, a la par de algunos actores empresariales, han establecido un asedio
a los planes más liberales del equipo económico.
«No sé hasta qué punto va a cambiar la cultura de gobierno, cuya inercia
durante todo el año pasado se ha mantenido consecuente con sus opciones
iniciales», dijo Bértola. Pero agregó: «Sin embargo, creo que se está viendo
que para recuperarse es importante contar con un buen shock de
demandas y que sea el Estado el que pueda apuntalar este empuje. Por ahora, hay
algunas señales muy vagas. Pero puede esperarse que haya una mayor deriva
pragmática». Mencionó el gigantesco paquete de ayuda aprobado recientemente por
el Congreso de Estados Unidos para vigorizar la economía de ese país como un
ejemplo del camino de endeudamiento que la gran mayoría de los países del mundo
eligieron para salir del paso. La inyección es de una cifra sorprendente, que
sobrepasa con creces 10 puntos del producto bruto interno (PBI) estadounidense.
En el concierto de las economías que momentáneamente han dejado de lado las
preocupaciones en relación con la deuda pública, Uruguay es, hasta ahora, un
excepción.
Además del contexto internacional, en el que «el dinero está barato» y
hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho un llamado al
endeudamiento, Bértola observa que para el contexto de Uruguay hay también
«algún tipo de preocupación del sector empresarial». «Es factible que los
empresarios vean con buenos ojos que aparezca un paquete de medidas que
estimulen las posibilidades de inversión. De Posadas no es un outsider.
Cuando escribe al respecto, no creo que sea un disparo en solitario. Y en su
carta menciona explícitamente la posibilidad de movilizar la inversión
doméstica para estos proyectos, si es que se configura la articulación de una
demanda fuerte», opinó. Recordó, además, que, dados algunos rasgos de la
historia económica uruguaya, no es extraño que sean los propios empresarios
quienes empujen la inversión, de la cual, naturalmente, se ven beneficiados
luego. «El sector empresarial aparece como un sector muy pragmático. En la
época de la industrialización, estuvo totalmente involucrado en el diseño y la
propia gestión de las políticas públicas. Creo que su lógica no es defender a
capa y espada una ideología o un conjunto de teorías, sino hacer viable y
rentable la actividad económica», manifestó. La misma razón presupone que haya
quienes, al mismo tiempo, se opongan al gasto público. Las posturas gremiales
nunca fueron homogéneas. Para muchos empresarios que otrora despotricaban
contra el aumento del gasto, contra la regulación de las relaciones laborales y
contra la estructura de costos, «ahora no es tan sencillo decir:
“Liberalicemos, desregulemos”, y automáticamente la inversión va a venir»,
dijo.
Respecto a la relación del gobierno con su libreto original, el
economista opinó: «He escuchado decir que la pandemia le ha venido muy bien al
gobierno para mantener su imagen. Me parece que esa es una afirmación muy
equivocada. Más allá de la popularidad del presidente, creo que la pandemia
complica mucho. No era para nada el escenario deseado. Este era, en un contexto
de normalidad, hacer una serie de reformas que iban a transformar radicalmente
la dinámica de la economía uruguaya. Me parece que la coalición esperaba
obtener éxitos económicos, con la convicción de que luego se transformarían en
éxitos sociales. Esa imagen se desvaneció». Según Bértola: «[En este contexto]
De Posadas pide más pragmatismo sin abandonar las bases teóricas e ideológicas
de siempre. No podemos decir, sin embargo, que todos piensen de la misma
manera. Se puede decir que en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social hay
una posición un poco más cauta y que en Cabildo Abierto hay posturas un poco
más nacionalistas y estatistas. No hay homogeneidad. Hay un núcleo duro, que es
el presidente y su equipo económico, que llega más o menos lejos, en virtud de
las fuerzas en pugna»."
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