Ha-Joon Chang
Retirar la escalera
CONOCÍ a Ha-Joon Chang hace unos años en un coloquio sobre
la Globalización liberal organizado por la Unesco en París. Joven y brillante,
este profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge (Reino
Unido) nació en Corea del Sur. Sus ideas, ya entonces, me habían parecido, por
su atrevimiento, originalidad y heterodoxia, muy apasionantes. Nutrieron mi
propia reflexión sobre los desvaríos y excesos del neoliberalismo y de la
mundialización.
Ahora que estamos en vísperas de la cumbre de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) que comienza en Hong Kong el próximo 13
de diciembre, he vuelto a conversar con Ha-Joon Chang y de nuevo me han
impactado sus análisis a contracorriente.
Las tesis principales de la OMC, defendidas a machamartillo
por Washington y Londres, son que el libre comercio constituye un remedio
universal para cualquier economía, mientras que el proteccionismo comercial es
lo peor que les puede ocurrir a los países y a sus habitantes.
El amigo Ha-Joon Chang manifiesta lo contrario. En su obra
Retirar la escalera (editado por Los Libros de la Catarata, Madrid, 2004),
muestra que, contra la pretensión de los ingleses y de los estadounidenses de
haber sido más o menos los inventores del libre comercio, Gran Bretaña y
Estados Unidos han sido los países más proteccionistas del mundo en los siglos
XVIII y XIX. Ha-Joon Chang nos recuerda que el principal argumento
proteccionista -el «argumento infantil industrial»- fue desarrollado nada menos
que por el primer ministro de Finanzas (secretario del Tesoro) de los EE.?UU.,
Alexander Hamilton, en su informe al Congreso de 1791.
Hamilton afirmaba que del mismo modo que debemos proteger y
alimentar a nuestros hijos hasta que puedan entrar en el mundo a competir con
los adultos, los países en desarrollo necesitan proteger y sostener sus industrias
hasta que sean sólidas y puedan competir en los mercados mundiales.
Si un país en vías de desarrollo ingresa en el libre
comercio antes de haber consolidado sus capacidades tecnológicas, podrá ser un
buen productor de café o de ropa barata, pero su posibilidad de transformarse
en un productor de automóviles de calidad o de electrónica rondarán el cero. El
Reino Unido y EE.?UU. usaron durante decenios una amplia gama de medidas
proteccionistas tales como los subsidios directos e indirectos, aranceles
aduaneros, regulación de los precios, propiedad estatal de bancos y de
industrias, etcétera.
Por eso, cuando los países ricos aconsejan hoy a los más
pobres diciéndoles que el libre comercio y el libre mercado son las rutas
ideales hacia la prosperidad demostradas por la historia, les «están retirando
la escalera» con la que ellos ascendieron hacia la prosperidad.
Ha-Joon Chang toma prestada esa metáfora del economista
alemán del siglo XIX, Friedrich List, quien afirmaba que los países ricos, una
vez alcanzada la prosperidad gracias a la escalera del proteccionismo, se
apresuran a darle una buena patada a la escalera para que nadie más pueda
alcanzarlos.
Añade Ha-Joon Chang que los países ricos han reescrito la
historia de la misma manera evocadora que Stalin cuando suprimía de las
fotografías a Trotski y a otros enemigos políticos, para que nadie supiera
nunca cómo llegaron en realidad a enriquecerse.
(Ignacio Ramonet)
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