viernes, 30 de junio de 2023

El impacto de la dictadura sobre el salario de los trabajadores.

 

Al cumplirse 50 años de la heroica Huelga General, presentamos algunos apuntes sobre el modelo económico de la dictadura, impuesto a sangre y fuego, profundamente antinacional y antipopular.

Un modelo para la oligarquía

Hacia finales de los años 60 la economía llevaba una década de estancamiento generalizado. El modelo de industrialización hacia adentro, que había permitido un importante crecimiento económico, del empleo industrial y de los ingresos, se mostraba agotado por sus limitaciones estructurales. La elevada inflación era la expresión más clara de la puja distributiva entre trabajo y capital.

La década de los 60 fue prolífica en cuanto a “propuestas” de salida a la crisis económica estructural, en función de las distintas visiones ideológicas y los intereses defendidos por cada sector de la sociedad.

La propuesta de la CIDE expresaba la perspectiva de un capitalismo nacional, con foco en la planificación del desarrollo y un conjunto de reformas estructurales que permitieran superar el atraso económico.

La propuesta de vastos sectores obreros y populares, cristalizada en el primer Congreso del Pueblo, planteaba un proyecto que incluía el control social del excedente económico y las principales palancas del funcionamiento de la economía, la profundización de la industrialización que trascendiera el estrecho mercado interno nacional y un horizonte de superación del capitalismo que se veía como el origen de fondo de los problemas económicos del país.

La propuesta de los sectores económicamente dominantes asociados al imperialismo planteaba una salida por el lado del ajuste, tanto de salarios como del gasto público social, recomponiendo por esa vía la ganancia del capital para impulsar la inversión, con fuerte foco en la transnacionalización de la economía, favorable únicamente para una pequeña minoría de grandes capitalistas. Un país exportador de productos agropecuarios y agroindustriales, con base a las ventajas competitivas naturales y la rebaja de costos que fuera necesaria para asegurar la mayor rentabilidad de estos sectores; así como un proyecto de plaza financiera para atraer al capital privado extranjero. Este proyecto de país fue el que se empezó a imponer con el Pachecato a partir de 1968 y posteriormente con el Golpe de Estado de 1973.

La concentración del ingreso y la riqueza

Durante el período transcurrido entre 1973 y 1984 se produjo una gigantesca transferencia de ingresos desde el trabajo hacia el capital. Este hecho puede sintetizarse en los siguientes datos. En 1984 el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita era un 15% superior al existente en 1972 pero en igual período el Salario Real Medio cayó a la mitad. Según la estimación de Jorge Notaro, esto implicó una transferencia de 5.000 millones de dólares desde los trabajadores asalariados hacia el capital.

Si dividimos el período de la dictadura en dos partes podemos avanzar más en la comprensión de lo sucedido en el plano económico.

Entre 1973 y 1981 el PBI per cápita creció aproximadamente 40% mientras que en el mismo período el Salario Real Medio perdió el 30% de su valor. Es decir, se produjo un importante crecimiento de la economía simultáneamente a una fuerte caída de los ingresos de los trabajadores. De hecho, el crecimiento económico en esta etapa tuvo como uno de sus fundamentos principales la rebaja de los costos laborales.

Entre 1974 y 1978 particularmente, los grandes favorecidos del modelo fueron los grandes capitales vinculados a la agroindustria y la industria exportadora. Se beneficiaron enormemente de subsidios para su desarrollo, un tipo de cambio favorable, así como de la disminución del costo salarial.

Entre 1978 y 1981, hubo una inflexión en el manejo de la política económica, profundizando la apertura y liberalización del movimiento de capitales. En esta etapa, el gran beneficiado fue el capital financiero internacional, que se valorizó con enormes tasas de ganancia.

Por su parte, entre 1982 y 1984, el modelo entra en crisis, a partir del cambio de las condiciones externas regionales (crisis en Argentina) e internacionales (cambios en la política de tasa de interés de Estados Unidos), que impactaron rápidamente en una economía donde se había profundizado la dependencia. En apenas un par de años, se produce una caída del PBI per cápita del entorno del 17% mientras que el Salario Real cae un 28% respecto al punto de partida de este segundo subperíodo.

En conclusión, la dictadura llevó adelante una redistribución regresiva del ingreso, en perjuicio de los trabajadores, tanto en la etapa donde el modelo tuvo crecimiento económico como en la etapa de la crisis del modelo.

La profundización de la subordinación al capital financiero internacional

En el año 1973 la deuda externa uruguaya era de 718 millones de dólares, cifra equivalente a un 25% del Producto Bruto Interno (PBI) de la economía. En el año 1984 la deuda externa había ascendido a 4.664 millones de dólares, equivalente al 90% del PBI. En valores corrientes el endeudamiento del país se multiplicó por más de 6 veces.

El modelo económico de la dictadura se sostuvo en el ingreso masivo de capitales desde el exterior. Los años 70 fueron un período donde el capital tuvo grandes dificultades para valorizarse en las economías desarrolladas, tras la finalización del ciclo económico de crecimiento de posguerra. La apertura y liberalización llevada a cabo por la dictadura uruguaya (al igual que en el resto del Cono Sur) permitió el incremento de las tasas de interés en nuestra economía y la afluencia de capitales en busca de valorización.

Esta llegada de capitales permitió financiar el incremento de las importaciones, tanto para consumo principalmente de los sectores más pudientes, como de insumos para las actividades económicas en auge. Durante 1973-1981 la economía creció, pero aumentaron la dependencia respecto al exterior y sus vulnerabilidades estructurales.

En el período 1982-1984 se produjo una severa crisis que fue “resuelta” por la dictadura a través del salvataje del sector financiero, que incrementó enormemente la deuda externa de una economía que ya venía aumentando su endeudamiento. Fue la tristemente recordada “compra de carteras” que transfirió al Estado uruguayo (es decir, al conjunto de la sociedad) el costo de la crisis, lo que se fue pagando en los años sucesivos con aumentos de impuestos a los sueldos y al consumo.

La crisis del 82 y las medidas en torno a la misma, hicieron que sectores del capital nacional que habían sido beneficiados en la etapa de crecimiento económico del modelo, mediante la rebaja de salarios y la política de estímulo a las exportaciones, retiraran su apoyo al régimen, quedando únicamente el capital financiero y la fuerza como sustento de este.

En síntesis, el modelo económico de la dictadura fue profundamente antipopular y antinacional. Contra ello dio batalla nuestro pueblo, desde un primer momento con la huelga general.

Extraido de El Popular del 24 de junio de 2023. Autor: Economista Bruno Giometti. Titulo original: Apuntes sobre el modelo económico de la dictadura

 

 

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