“Cuando
todos los títulos aristocráticos fundados en superioridades ficticias y caducas
hayan volado en polvo vano, sólo quedará entre los hombres un título de
superioridad, o de igualdad aristocrática, y ese título será el de obrero. Ésta
es una aristocracia imprescriptible, porque el obrero es, por definición, «el
hombre que trabaja», es decir, la única especie de hombre que merece vivir.
Quien de algún modo no es obrero debe eliminarse, o ser eliminado, de la mesa
del mundo; debe dejar la luz del sol y el aliento del aire y el jugo de la
tierra, para que gocen de ellos los que trabajan y producen: ya los que
desenvuelven los dones del vellón, de la espiga o de la veta; ya los que
cuecen, con el fuego tenaz del pensamiento, el pan que nutre y fortifica las
almas”.
José
Enrique Rodó
No hay comentarios:
Publicar un comentario