-Usted ha escrito el libro O
privilegio da servidão. ¿Ser proletario hoy es un privilegio?
Digamos que es una tragedia, porque
cada vez más somos proletarios informales, precarios, intermitentes,
dependientes de un aparato digital que no controlamos. Pero se puede volver un
privilegio y es un privilegio cuando en el mundo hay miles de millones de
trabajadores y trabajadoras que no tienen trabajo. Es por eso que O privilegio
da servidão (El privilegio de la servidumbre) es una provocación. Si este mundo
no sufre cambios profundos de aquí a diez años podré decir que fui moderado en
mi análisis, pues la situación está peor de lo que yo imaginaba.
-¿Significa entonces que la clase
trabajadora desaparecerá para convertirse en una especie de servidores o
servidoras?
No, yo uso aquí servidumbre como
metáfora. Yo la tesis que defiendo es que el trabajador y la trabajadora joven
de nuestro tiempo que está dentro de las plataformas digitales, Amazon, Uber,
Cabyfy o de Glovo, toda esa miríada de empresas digitales, se están
convirtiendo en esclavos digitales. Al contrario de la desaparición del
proletariado, que era una tesis eurocéntrica, nosotros tenemos una enorme
ampliación del nuevo proletariado que no para de expandirse en todos los países
del mundo. Estuve en Galicia en 2005, hace catorce años, sin conocer mucho a
Galicia en detalles, pero fijándome un poco, imagino que hubo pérdidas de
puestos de trabajo en industria, agricultura y tengo la certeza de que habrá
una amplificación dentro de lo que son los puestos de servicio. Esos
trabajadores y trabajadoras jóvenes de Cabyfy, Amazon o cualquier otra empresa
digital, sean individualizados o no, conforman un nuevo proletariado. Así que
no disminuye sino que, por lo menos en el sector servicios, esta aumentando. Si
este mundo no sufre cambios profundos de aquí a diez años podré decir que fui
moderado en mi análisis, pues la situación está peor de lo que yo imaginaba.
-Hablaba de una idea eurocéntrica
sobre la desaparición del proletariado, ¿es que existe una visión
latinoamericana diferente sobre el mismo punto?
Cuando hablo de idea eurocéntrica,
hablo de diversos autores dentro de varios campos, que consideran que el mundo
es Europa. Marx escribió una vez que Europa es un pequeño rincón en el mundo.
América Latina y Asia son dos pies que trabajan fuerte. Entonces, ¿quienes son
los eurocéntricos? No son todos los europeos, sino aquellos que ven a Europa
como un todo en el mundo. Algo semejante a quién tiene a los EE UU como el
centro del mundo, aunque EE UU tiene una gran aportación de inmigrantes.
SI ESTE MUNDO NO SUFRE CAMBIOS
PROFUNDOS DE AQUÍ A DIEZ AÑOS PODRÉ DECIR QUE FUI MODERADO EN MI ANÁLISIS
-¿Cómo es posible que exista aún
hoy, un pensamiento eurocéntrico?
Son un grupo de autores que miran
al mundo con ideas estrictamente europeas. La clase trabajadora está
desapareciendo. ¿Quién dice eso? Claus Offe, André Gorz, Toni Negri, aunque
este último es algo diferente, Robert Kurz, yo soy muy crítico con ellos.
Cuando ellos dicen que la clase trabajadora está acabando, olvidan que la clase
trabajadora china, india, africana y latinoamericana son las que están
aumentando en número. Y así como hay eurocéntricos también hay europeos que
miran a todo el mundo en su conjunto, como Juan José Castillo, español, hace
sociología del trabajo mirando al mundo, Alain Birh desde Francia o István
Mezaros, que murió hace poco. Hay por tanto un número de pensadores europeos
que no tienen esa visión eurocéntrica del mundo. Yo como latinoamericano no
explico el mundo del trabajo desde Brasil, tengo que hacerlo desde México,
Bolivia, EE UU, Europa o China.
-¿Entonces la idea de desaparición
del proletariado nació muerta?
Es que no tienen razón, decir que
la clase proletaria va a desaparecer es una aberración. Sería imaginar que el
mundo podría mantener a miles de millones de personas sin trabajo, pero
remunerándolos con dignidad. Eso sería imposible.
-Está la idea de la renta mínima.
¿Sería una posibilidad para mantener esa gente o no?
No estoy contra el salario mínimo o
renta mínima universal, pero creo que es un analgésico para tratar una
dolencia. No resuelve la cuestión. ¿Cuánto ganaría un suizo para vivir con
dignidad en Suiza? ¿Dos o tres mil euros? Una persona en África, en México no
tendrían esa cantidad dinero para vivir con dignidad. La renta mínima universal
es la constatación de que el sistema del metabolismo social de nuestro tiempo
es destructivo. Quien mejor lo describió fue István Mezaros, el sistema es
destructivo, así que es necesario un analgésico. Aun así, la tragedia es más
profunda. Por ejemplo la destucción de la Amazonia no es una tragedia solo del Brasil,
es de la humanidad, diga lo que diga Bolsonaro, que es una figura grotesca, un
indigente intelectual. Pero también es muy bonito ser sostenible en Suecia, en
Noruega mientras empresas noruegas o suecas contaminan los ríos brasileños que
después envenenan a las comunidades indígenas y comunidades pobres. Y si
hablamos del capitalismo brasileño, es destructivo por sí mismo, pues nació
sobre el trabajo esclavo.
DECIR QUE LA CLASE PROLETARIA VA A
DESAPARECER ES UNA ABERRACIÓN.
-El sistema es destructivo por sí
mismo.
La cuestión ambiental, la cuestión
de género, la cuestión de etnia o raza en Brasil, colocando a los blancos a
parte, ese universo diferenciado de trabajadores de comunidades indígenas,
negros y pobres, no tienen condiciones para acceder a una renta universal
mínima que les permitiera vivir con dignidad. Porque serían un volumen de
capitales enorme y difícil de movilizar. ¿Por qué se corta la sanidad pública
hoy? No es porque los capitalistas sean malvados, es que piensan solo en ellos.
El uno por ciento de la población mundial que tiene la riqueza mundial piensa
solo en ellos, se quedan con el 60% o 70%. Los cuatro grandes capitalistas
brasileños producen lo mismo que la mitad de la población brasileña. Por tanto,
no estoy en contra la renta mínima, sin embargo, para mí es solo un analgésico.
-¿La división internacional del
trabajo desaparecerá en la era digital?
No, porque con el nacimiento de la
industria 4.0, el Internet de las cosas, la inteligencia artificial y el
bigdata, tendremos un resultado de desigualdad entre norte y sur. El norte verá
disminuir el trabajo vivo o el trabajo como entendíamos hasta ahora. La
industria 4.0 eliminará mucho trabajo directo. Entonces tendremos que un negro
africano o latinoamericano o un indígena americano, tendrán salarios de 100
dólares y un blanco en el norte tendrá a lo mejor un salario de 2.000 dólares.
Estamos en una era donde la destrucción global depende de disputas entre
grandes empresas globales. Hace diez años Amazon no estaba entre las grandes
empresas del mundo, pro desde 2014 Amazon, Google o Facebook, son de repente
las empresas con más valor en el mundo, la primera de ellas, Amazon. Hay una
guerra entre empresas, en EE UU grandes empresas critican a Amazon porque opera
sin trabajo. Es una guerra salvaje.
-Pero esto ha de tener un reflejo
social.
Cuando fui a la India pude ver que
Brasil era Suiza comprado con ese país de Asia. La India tiene una miseria
absolutamente naturalizada, aceptada como natural. La vaca es sagrada, el ser
humano es un animal. Los intocables, lo más bajo dentro del sistema de castas,
no tendrían derecho a la renta básica por ese sistema, y hablamos de cientos de
millones de personas.
-¿Existe un objetivo último de la
clase dominante cuando se aplica la precariedad?
No, la precariedad es consecuencia
de la crisis de 1973. La crisis de 2008-2009 tuvo más profundidad porque el
epicentro estaba en los países del norte. Ahí comenzaron los movimientos de
Indignados, Geração á Rasca o Occupy Wall Street y el movimiento de Tziriza,
que casi rompen con el Fondo Monetario Internacional. A esto sumarle las
reveliones en los países árabes, en Brasil y otras partes. Es una época de
rebeliones, pero no se transformó en una época de revoluciones. Una revolución
es un proceso más complejo. Ahora estamos en un momento de contrarrevolución
preventiva de una amplitud global. Un ejemplo, Trump, Brexit, Urbam, Duterte en
las Filipinas, neonazismo y Vox, Bolsonaro y todo este movimiento de
contrarrevolución está controlado por el gran capital. Uber, Cabyfy, General
Motors, Coca Cola etc, tienen el control del mundo financiero, y ese mundo
financiero tiene una visión clara en relación al trabajo. Entienden el trabajo
como coste. Si lo entienden así hay que aplicar recortes entre los
trabajadores, eso se traduce en el molino satánico de Karl Polanyi. La
tecnología de nuestro tiempo no es una tecnología hecha para la humanidad.
-¿Para quién entonces?
Estamos a favor de la inteligencia
artificial, ¿pero quién se beneficiaría más, los hospitales ricos o los de la
periferia? No estoy hablando de Europa, en Brasil incluso los que tenemos una
visión de lo público, tenemos seguro privado, porque el sistema público no
puede atender la brutalidad de las enfermedades de los pobres. La tecnología es
para las grandes corporaciones. Huawei, por ejemplo, ¿qué beneficio tiene para
los siete u ocho mil millones de personas que viven en el mundo? No aporta nada
relevante, solo cambiar nuestros aparatos electrónicos, pero si tienes que
comer, si tienes que buscarte la vida, ese aparatito no te lo va a resolver. La
manera de trabajar será la misma en todas partes, con trabajadores
mayoritariamente autónomos porque es una lógica de mercado que se aplica desde
el mundo del mercado. El trabajo que más crece hoy en el mundo está en las
plataformas digitales, con contratos de cero horas, “cero hours contract”,
falsos autónomos, eso se traduce en que los trabajadores no tienen derechos,
porque los trabajadores no son tal, son prestadores de servicios.
-¿Cómo es eso?
Las empresas dicen no tener más
responsabilidades, pero el algoritmo demuestra que el trabajador ha estado
tantas horas trabajando. La ubicuidad, la geek economy, «tengo un trabajo
estable y si quiero tener una serie de productos que me gustan, trabajo en otra
compañía unas horas». Hay empresas de nuevas tecnologías que tienen incluso
suicidios dentro de sus cuadros, como sucedió en France Telecom. El trabajo es
un valor transformado en des-valor para crear más valor. Decir esto es fácil,
lo difícil es cambiarlo. El sistema del metabolismo social de nuestro tiempo es
destructivo e incontrolable. O vamos con él hasta la tumba o lo reconvertimos.
Como canta Caetano Veloso “el munto está fuera de sí”, el mundo está en un
desorden confuso. Aun así, la historia de la humanidad es imprevisible, eso fue
así con la caída de la URSS. El pensador Francis Fukuyama dijo que el
capitalismo es eterno. Para nuestra suerte, ni Fukuyama cree en lo que dice.
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