lunes, 16 de junio de 2025

Laboralista y profesor. Palabras de H.H Barbagelata

 

No existen motivos reales para que los laboralistas se rindan y eso quiere decir no solo que deben estar atentos para oponerse a la llamada “reformas” que afectan la protección laboral, sin ninguna ventaja para la economía, sino que deben perseguir nuevos objetivos. Entre ellos es imprescindible que se preste atención a las nuevas formas de trabajo y a  las  nuevas  formas de contratar las fuerzas de trabajo, de modo que ningún trabajador quede desprotegido y que siga expandiéndose y perfeccionándose la protección ya existente para todas las actividades laborales, sin ninguna excepción.

En lo que a mi respecta, siempre considerado que lo que un profesor no puede olvidar es que quienes asisten  a sus clases están haciendo entrega de la sustancia de sus  vidas, esto es de su libertad y del tiempo de cada uno, que podría emplearse de otra manera y que en cada instante se agota definitivamente. Por tanto, lo principal que tengo presente es que el profesor no tiene derecho a frustrar las legítimas expectativas de quienes le entregan su tiempo, lo cual por su parte está exigiéndole una entrega total a este ministerio.

Cuando desarrollo una clase si los estudiantes me ayudan, también me divierto muchísimo. El profesor y el actor saben que la función tiene que continuar. Por eso también, todas las funciones son diferentes, en realidad únicas,  como lo son cada una de las clases, aunque el tema tratado es el mismo. Otro rasgo en común es la instantaneidad y lo efímero de la actuación del actor y del profesor. Esta función, ese acto, esa parte, que hoy marchó muy bien, o esta clase que gusto al profesor y que el auditorio sintió que lo enriquecía, no dejan más que más que un leve rastro que tiende a desvanecerse muy rápidamente. La suma de esos rastros puede que adquiera la calidad de “buen recuerdo” en algunos integrantes del público y eso es lo más a lo que los actores y profesores  pueden aspirar, aunque y otros saben, sabemos, como dice un personaje  de Tennesse Williams la eternidad es una palabra muy larga, que no tiene nada que ver con los actores y los profesores.

(Extraído de Revista Derecho Laboral Tomo LXVI numero 291, paginas 481 a 487)

jueves, 15 de mayo de 2025

La fuerza del capitalismo gobiernan al hombre.

 

"El mundo tiene los elementos hoy materiales como para hacer posible que ocho mil millones de personas pueden tener el mismo grado de consumo y despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales, ¿será posible? ¿O tendremos que darnos algún día otro tipo de discusión? Hemos creado una civilización hija del mercado, hija de la competencia que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo, pero lo que fue economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Nos ha deparado esta globalización que significa mirar por todo el planeta. ¿Estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna a nosotros? ¿Es posible hablar de solidaridad y de que estamos todos juntos en una economía basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad? El desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis no es ecológica, es política. El hombre no gobierna hoy las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado lo gobiernan al hombre”. Palabra de José Mujica

domingo, 4 de mayo de 2025

Uruguay, el mundo del trabajo y los cambios por venir.

 

Uruguay enfrenta una encrucijada. La transformación del mundo del trabajo, la crisis del orden global y la irrupción del capitalismo digital exigen decisiones estratégicas. El Congreso del PIT-CNT puede proyectar una visión de país centrada en la justicia social, la soberanía democrática y la dignidad del trabajo.

I. UNA TRANSICIÓN HISTÓRICA

El orden internacional nacido tras la Segunda Guerra Mundial está en proceso de descomposición. La globalización neoliberal –basada en la expansión de mercados, la liberalización del comercio y la hegemonía financiera– dio paso en los últimos años a un escenario de crecientes tensiones entre grandes potencias. De una fase de «slowglobalization» (The Economist, 26-I-18) se pasó a una dinámica proteccionista, en la que las guerras comerciales impulsadas por la administración de Donald Trump apuntan al corazón mismo de la arquitectura económica global.

El ascenso de China como potencia tecnológica y productiva desafía el predominio histórico de Occidente. En respuesta, Estados Unidos y Europa implementan medidas proteccionistas, reconfigurando cadenas de valor, bloqueando inversiones estratégicas y elevando barreras comerciales. Este giro multiplica la rivalidad entre bloques económicos y acelera una competencia que se traslada al plano de la explotación laboral, con presiones globales por reducir costos, flexibilizar condiciones y destruir derechos.

La división internacional del trabajo ya no está escrita en piedra. Las oportunidades –y también los riesgos– de reubicarse en la economía global dependen de las decisiones que tomen los gobiernos, los movimientos sociales y los actores productivos de cada país. Para Uruguay, esto implica revisar críticamente su inserción externa, repensar su modelo productivo y plantear una estrategia nacional soberana, con protagonismo de trabajadores y trabajadoras.

II. MUTACIONES EN EL TRABAJO Y EL CAPITAL

Estos cambios no solo afectan las relaciones entre países, sino también las propias formas de organización del trabajo. Aunque el modelo taylorista-fordista sigue presente en sectores industriales, agrarios y de servicios, su hegemonía ha sido cuestionada desde fines del siglo XX. Con la incorporación de elementos del toyotismo, como la gestión participativa, el trabajo en equipo y la flexibilidad productiva, se introdujeron nuevas lógicas de control orientadas a capturar la subjetividad de los trabajadores y desarticular formas tradicionales de organización colectiva.

En la última década, esta transformación se aceleró con el auge del capitalismo de plataformas o plataformismo. Se trata de un régimen que reconfigura profundamente las condiciones laborales, combinando: 1) un uso intensivo de principios clásicos del control taylorista (fragmentación de tareas, vigilancia permanente), ahora apoyado en tecnologías digitales, algoritmos y monitoreo en tiempo real; 2) la instauración del emprendedurismo como la ideología dominante, que encubre la desprotección jurídica, la informalidad y la precariedad laboral, especialmente entre sectores vulnerables, como la población migrante, y 3) la dilución progresiva entre tiempo de trabajo y tiempo de vida, con jornadas extendidas, exigencias de disponibilidad permanente y nuevas formas de fatiga física y mental.

Este modelo, lejos de representar una ruptura radical, funciona como una mutación del capital que combina formas históricas de expropiación con tecnologías del presente. En palabras del sociólogo Ricardo Antunes, se trata de un «Frankenstein digital» en el que convergen el despojo tradicional y las promesas seductoras de la innovación tecnológica.

Pero también se abren espacios de disputa. El desarrollo tecnológico no es neutro: puede ser orientado por intereses del capital o resignificado desde una perspectiva emancipadora. En este sentido, emergen propuestas como la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial, la redistribución del tiempo socialmente disponible, el ingreso básico universal, el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados, y el acceso democrático al conocimiento, la cultura y el ocio, viejas aspiraciones del movimiento obrero, que hoy se actualizan ante desafíos inéditos.

III. LA ACCIÓN POLÍTICA COMO CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

 

¿Cómo responder políticamente a estas transformaciones? ¿Qué formas debe asumir hoy la acción colectiva?

La política no se agota en el Estado. Siguiendo la tradición clásica, entendemos la política como praxis: una forma de intervenir en la vida común, de deliberar sobre el bien colectivo y de disputar los sentidos de lo que deseamos colectivamente. Desde esta perspectiva, la transformación del mundo del trabajo exige una participación activa de los trabajadores y las trabajadoras, articulada en procesos de organización, formación y lucha política democrática.

Pero esta praxis enfrenta obstáculos: las formas contemporáneas de subjetivación neoliberal tienden a fragmentar, aislar e individualizar. El debilitamiento de la experiencia colectiva, la precarización de las trayectorias laborales y la incertidumbre permanente erosionan las bases materiales y simbólicas de la acción colectiva. Reconstruir esos lazos es, por tanto, una condición primordial para cualquier proyecto de transformación.

En este escenario, el XV Congreso del PIT-CNT, que tendrá lugar en mayo, se presenta como una oportunidad clave para reconfigurar la estrategia del movimiento sindical uruguayo frente a estos desafíos. En sus documentos preparatorios aparece con fuerza la necesidad de construir un proyecto común que articule la mejora de la inserción económica internacional del país, la diversificación y la sofisticación productiva y, sobre todo, la centralidad del trabajo de calidad como pilar del bienestar colectivo.

Una de las propuestas más relevantes es la instalación de una Mesa de Diálogo Nacional Tripartita que permita acordar lineamientos estratégicos de largo plazo. Se trata de una invitación –y a la vez un desafío– para que el nuevo gobierno asuma el compromiso de un diálogo político estructural, más allá de medidas puntuales o respuestas de corto plazo. La agenda incluye, entre otros temas, políticas industriales, nuevas formas de empleo, la regulación del teletrabajo y el trabajo en plataformas digitales, la seguridad social, la redistribución del ingreso, la equidad de género, la justicia tributaria y la educación.

 

Uruguay está frente a una encrucijada. Como Alicia en el País de las Maravillas, se enfrenta a múltiples caminos posibles. Pero, a diferencia de la protagonista del libro de Lewis Carroll, no puede permitirse caminar sin rumbo. La transformación del mundo del trabajo, la crisis del orden global y la irrupción del capitalismo digital exigen decisiones estratégicas. El Congreso del PIT-CNT puede constituirse en una instancia para orientar colectivamente ese rumbo, proyectando una visión de país centrada en la justicia social, la soberanía democrática y la dignidad del trabajo.

Saber hacia dónde queremos ir es hoy la condición indispensable para no quedar atrapados en caminos impuestos o alienados de decisiones colectivas. La construcción de ese horizonte no será obra de un individuo aislado, sino de una potencia plural y organizada que asuma la tarea de pensar, diseñar y disputar el futuro.

Titulo original: URUGUAY, EL MUNDO DEL TRABAJO Y LOS CAMINOS POR VENIR. La encrucijada. Autor: Nicolás Marrero. Publicado el 2 de mayo de 2025 en el número 2058 de Brecha.

 

jueves, 1 de mayo de 2025

Louis Lingg, se despide.

 


¡Tribunal de Justicia! Con la misma ironía con la que ha considerado mis esfuerzos por lograr en esta «tierra libre de América» un sustento digno de la humanidad, ¿me concede ahora, tras condenarme a muerte, la libertad de pronunciar un discurso final?

Acepto su concesión; pero es sólo con el objeto de exponer la injusticia, las calumnias y los ultrajes que se han acumulado sobre mí.

Me habéis acusado de asesinato y me habéis condenado: ¿qué prueba habéis aportado para demostrar que soy culpable?

En primer lugar, ha traído a este tal Seliger para que testifique en mi contra. A él le ayudé a fabricar bombas, y usted ha demostrado además que, con la ayuda de otro, llevé esas bombas al número 58 de la avenida Clybourn, pero lo que no ha probado —ni siquiera con la ayuda de su soplón, Seliger, quien parece haber tenido un papel tan destacado en el asunto— es que alguna de esas bombas fuera llevada al mercado de heno.

También trajeron aquí a un par de químicos como especialistas, pero solo pudieron afirmar que el metal del que estaba hecha la bomba de Haymarket guardaba cierta similitud con las bombas mías, y el Sr. Ingham se ha esforzado en vano por negar que las bombas fueran muy diferentes. Tuvo que admitir que había una diferencia de media pulgada en sus diámetros, aunque ocultó que también había una diferencia de un cuarto de pulgada en el grosor del proyectil. Esta es la clase de evidencia con la que me han convencido.

Sin embargo, no es asesinato por lo que me han condenado. El juez lo ha declarado esta misma mañana en su resumen del caso, y Grinnell ha afirmado repetidamente que no se nos juzga por asesinato, sino por anarquía, así que la condena es: ¡que soy anarquista!

¿Qué es la anarquía? Este es un tema que mis camaradas han explicado con suficiente claridad, y no es necesario que lo repita. Les han dicho con suficiente claridad cuáles son nuestros objetivos. Sin embargo, el fiscal del estado no les ha proporcionado esa información. Se ha limitado a criticar y condenar, no las doctrinas de la anarquía, sino nuestros métodos para implementarlas, e incluso en este caso ha guardado un discreto silencio respecto a que esos métodos nos fueron impuestos por la brutalidad de la policía. El propio Grinnell propuso como solución a nuestros agravios la votación y la unión de sindicatos, ¡e Ingham incluso ha declarado la conveniencia de un movimiento de seis horas! Pero lo cierto es que en cada intento de ejercer la votación, en cada intento de aunar los esfuerzos de los trabajadores, han mostrado la brutal violencia del garrote policial, y por eso he recomendado la fuerza bruta para combatir la fuerza aún más bruta de la policía.

Me han acusado de despreciar la ley y el orden. ¿Qué significa su ley y orden? Sus representantes son la policía, y entre sus filas hay ladrones. Aquí está el capitán Schaack. Él mismo me ha confesado que me robaron el sombrero y los libros en su oficina, robados por policías. ¡Estos son sus defensores del derecho a la propiedad! Los detectives que me arrestaron, entraron a la fuerza en mi habitación como ladrones, con falsas excusas, dando el nombre de un carpintero, Lorenz, de la calle Burlington. Han jurado que estaba solo en mi habitación, cometiendo perjurio. No han citado a esta señora, la Sra. Klein, que estaba

presente, y podría haber jurado que los detectives antes mencionados entraron en mi habitación con falsas excusas y que sus testimonios son perjuros.

Pero vayamos más allá. En Schaack tenemos a un capitán de policía, y él también ha cometido perjurio. Ha jurado que admití haberlo asistido a la reunión del lunes por la noche, mientras que yo le informé claramente que estaba en una reunión de carpinteros en Zepf's Hall. Ha vuelto a jurar que le dije que también aprendí a fabricar bombas con el libro del señor Most. Eso también es perjurio.

Vayamos un paso más allá entre estos representantes de la ley y el orden. Grinnell y sus cómplices han permitido el perjurio, y afirmo que lo han hecho a sabiendas. Mi abogado ha presentado la prueba, y con mis propios ojos he visto a Grinnell señalar a Gilmer, ocho días antes de que compareciera, las personas contra las que debía jurar.

Mientras que yo, como ya he dicho, creo en la fuerza para ganarme la vida y la de mis compañeros, Grinnell, por otro lado, a través de su policía y otros sinvergüenzas, ha incitado al perjurio para asesinar a siete hombres, entre los que me encuentro. ¡Grinnell tuvo el lamentable valor, aquí en la sala, donde no pude defenderme, de llamarme cobarde! ¡El sinvergüenza! Un tipo que se ha aliado con un grupo de canallas a sueldo para llevarme a la horca. ¿Por qué? Sin ninguna razón terrenal, salvo un egoísmo despreciable, un deseo de "ascender en el mundo", de "ganar dinero", en verdad.

Este miserable —que, valiéndose de los perjurios de otros miserables, va a asesinar a siete hombres— ¡es el mismo que me llama «cobarde»! ¡Y aun así me culpas por despreciar a esos «defensores de la ley», a esos hipócritas indecibles!

Anarquía significa que no hay dominación ni autoridad de un hombre sobre otro, pero ustedes lo llaman «desorden». A un sistema que no propugna un «orden» que requiera los servicios de bribones y ladrones para defenderlo, lo llaman «desorden».

El propio juez se vio obligado a admitir que el fiscal no había podido relacionarme con el atentado. Sin embargo, este sabe cómo sortearlo. Me acusa de "conspirador". ¿Cómo lo demuestra? Simplemente declarando que la Asociación Internacional de los Trabajadores es una "conspiración". Yo era miembro de esa organización, así que tiene la acusación firmemente arraigada. ¡Excelente! ¡Nada es demasiado difícil para el ingenio de un fiscal!

No me corresponde repasar la relación que mantengo con mis compañeros de infortunio. Puedo decir con toda franqueza que no tengo tanta intimidad con mis compañeros de prisión como con el capitán Schaack.

La miseria universal, los estragos de la hiena capitalista, nos han unido en nuestra agitación, no como personas, sino como trabajadores de una misma causa. Tal es la «conspiración» de la que me han acusado.

Protesto contra la condena, contra la decisión del tribunal. No reconozco su ley, revuelta como está por los don nadie de siglos pasados, y no reconozco la decisión del tribunal. Mi propio abogado ha demostrado concluyentemente, a partir de las decisiones de tribunales igualmente superiores, que debe concederse un nuevo juicio. El fiscal del estado cita tres veces más decisiones de tribunales quizás incluso superiores para demostrar lo contrario, y estoy convencido de que si, en otro juicio, estas decisiones se sustentaran en veintiún volúmenes, aducirían cien para apoyar lo contrario, si son anarquistas los que han de ser juzgados. Y ni siquiera bajo una ley así —una ley que un escolar debe despreciar— ni siquiera con tales métodos han podido condenarnos «legalmente».

Además, han incitado al perjurio.

Les digo franca y abiertamente que estoy a favor de la fuerza. Ya le dije al capitán Schaack: «Si usan cañones contra nosotros, usaremos dinamita contra ellos». Repito que soy enemigo del «orden» actual y que, con todas mis fuerzas, mientras me quede aliento, lo combatiré. Declaro de nuevo, franca y abiertamente, que estoy a favor de usar la fuerza. Le dije al capitán Schaack, y lo mantengo, «Si nos cañonean, los dinamitaremos». ¡Se ríen! Quizás piensen: «No lanzarán más bombas»; pero les aseguro que muero feliz en la horca, tan seguro estoy de que los cientos y miles a quienes les he hablado recordarán mis palabras; y cuando nos hayan ahorcado, entonces —recuerden mis palabras— ¡ellos lanzarán las bombas! Con esta esperanza les digo: los desprecio. Desprecio su orden, sus leyes, su autoridad forzada. ¡Cuélguenme por ello!

 

Fuente: Louis Ling, Discurso ante la Corte, Discursos famosos de los anarquistas de Chicago (Chicago: 1912). Reimpreso en Dave Roediger y Franklin Rosemont, eds., Haymarket Scrapbook (Chicago: Charles H. Kerr Publishing Company, 1986), 46–47.

lunes, 28 de abril de 2025

¿Cuál fue la evolución del salario real durante el gobierno de Luis Lacalle Pou?


Con la información cerrada del quinquenio de gobierno 2020-2024, el salario real se ubicó durante 2024 en un nivel que es 2,4% superior al promedio de 2019. Esto fue el resultado de una evolución que tuvo dos etapas bien diferenciadas. Por un lado, se registró un período de contracción, coincidente con la irrupción de la pandemia, y que se extendió hasta julio de 2023, cuando por primera vez alcanzó el valor promedio que tenía al final del período del gobierno anterior. A esto le siguió una segunda etapa de expansión, con valores que fueron superando este umbral.

Sin embargo, si se calcula el salario promedio de todo el quinquenio, el resultado indica que el nivel se ubica 1,2% por debajo del nivel que tenía en 2019. Esto es así en tanto la caída inicial (primera etapa) fue más extensa y profunda que la recuperación posterior (segunda etapa).

¿Cuál es su relevancia?

El salario real busca captar el poder de compra promedio del salario de los trabajadores en relación de dependencia dentro del sector formal de la economía. Para eso, considera el aumento promedio de los salarios nominales y la inflación, es decir, la variación de los precios de la canasta de consumo. Por eso, la evolución del salario real tiene esa forma característica de “sierra” que se aprecia en el gráfico, con aumentos importantes en julio y enero que son los meses en los que se da la mayoría de los incrementos, y con esas caídas mensuales que son producto del avance continuo de la inflación.

 

En ese sentido, el salario real es uno de los datos más importantes para evaluar la evolución de la capacidad de consumo de la población. Sin embargo, como fue señalado, no recoge la situación de los trabajadores informales o por cuenta propia, por lo que su alcance es un tanto limitado. Adicionalmente, al tratarse de un promedio, su evolución puede estar sesgada por el comportamiento de los salarios correspondientes a algunos grupos de trabajadores, invisibilizando la situación de otros; como dicen, en el promedio se ahogan los enanos.

¿Qué se puede concluir de la evolución del indicador?

Básicamente, lo que indica la evolución del salario real durante el último quinquenio es que, en promedio, los trabajadores vieron deteriorado su nivel de compra. No obstante, como sugiere la evolución en forma de “U” del gráfico, el poder de compra de los salarios era, al final del período del gobierno anterior, superior con respecto al último año de la administración previa. Sin embargo, es importante subrayar que ese valor no llega a compensar lo perdido durante los años iniciales del gobierno.

Es importante resaltar, además, que una evaluación completa de las condiciones de vida de la población debe incluir la trayectoria de otros indicadores fundamentales, como la pobreza, el ingreso de los hogares o su distribución. En ese sentido, el Instituto Nacional de Estadística publicará en mayo los resultados correspondientes a 2024 para este conjunto de indicadores.

Titulo Original: “Gráfico de la semana | El poder de compra durante el último quinquenio”. Extraído de La Diaria. Publicado el 24 de abril de 20225

 


miércoles, 23 de abril de 2025

Claves para comprender la regulación del trabajo por plataformas digitales en Uruguay.

 

Si bien algunas definiciones se limitan a caracterizar las plataformas como meras intermediarias de un mercado, otras remarcan el grado de gobernanza que ejercen en la organización del trabajo.

Como informó la diaria, en febrero, en el ocaso de la anterior legislatura, se aprobó en el plenario de la Cámara de Senadores la ley que regula el trabajo desarrollado por plataformas digitales. El proyecto había sido remitido por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) del gobierno de coalición y contaba con media sanción de la Cámara de Diputados desde mediados de 2024.

Más allá de las condiciones controvertidas en las que se dio la votación, tanto el proceso de discusión previo como los resultados fueron duramente cuestionados por legisladores del Frente Amplio, referentes del movimiento sindical y académicos especializados en derecho laboral. En este contexto, adquiere relevancia detenerse en algunos informes e investigaciones que dan cuenta de las particularidades que presenta el trabajo en la economía de plataformas, en vistas de analizar los distintos enfoques de regulación, entre ellos el que propone la norma recientemente promulgada, que deberá ser reglamentada por el nuevo gobierno.

Particularidades de la organización del trabajo en las plataformas

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define las plataformas digitales como aquellos programas y procedimientos informáticos que se posicionan entre los proveedores de bienes o servicios y sus clientes. En ese sentido, las empresas de plataforma constituyen una unidad económica separada de los oferentes y demandantes de trabajo. Si bien algunas definiciones se limitan a caracterizar las plataformas como meras intermediarias de un mercado, otras remarcan el grado de gobernanza que ejercen en la organización del trabajo.

Según cómo organizan y ejecutan el trabajo, la OIT distingue dos tipos de plataformas: las plataformas en línea, que emplean a personas que prestan servicios a distancia –por ejemplo, de programación informática, de moderación de contenidos o de traducción– y las plataformas basadas en la ubicación, que emplean a personas físicas para prestar servicios de forma presencial, por ejemplo, las aplicaciones de transporte, de reparto, de servicio doméstico o de servicio de cuidados. La ley recientemente aprobada en nuestro país busca proteger el trabajo en estas últimas, más específicamente en las plataformas de servicios de entrega de bienes o de transporte de pasajeros como Pedidos Ya, Rappi, Uber o Cabify.

Entregar paquetes y trasladar personas no son oficios novedosos en sí mismos. Sin embargo, la emergencia de las plataformas como unidad económica trae consigo algunas características específicas, vinculadas fundamentalmente al modelo de negocios y a la incorporación de nuevas tecnologías en la conducción, evaluación y supervisión del trabajo.

Por un lado, al día de hoy la modalidad de contratación de las personas que prestan servicios en las plataformas de ubicación se da en carácter de trabajadores independientes o autónomos, un aspecto clave que se enmarca en una concepción flexibilizadora de las relaciones laborales. El hecho de ser contratados en calidad de “cocontratantes” o “socios” implica que estos trabajadores queden por fuera de la matriz de protección social del trabajo, típica del modelo tradicional de dependencia, característica del modelo taylorista de organización de la producción.

La limitación del tiempo de trabajo, la determinación de los ingresos mínimos y el establecimiento de ámbitos de negociación colectiva son algunos ejemplos de cuestiones que quedan indefinidas en este esquema de trabajo. En paralelo, la innovación tecnológica al servicio de estas nuevas modalidades de trabajo permite una sofisticación de los mecanismos de control mediante la “gestión algorítmica”, es decir, la automatización de los procesos de organización, ejecución y control de las acciones humanas dentro de las operaciones de la plataforma. Las especificidades mencionadas se traducen en el establecimiento de condiciones laborales precarias que afectan a los sectores más desprotegidos de la población trabajadora, principalmente a personas migrantes y jóvenes que encuentran en las plataformas oportunidades de empleo flexibles y de fácil acceso.

¿Qué dicen los informes y las estadísticas?

La desprotección laboral en las plataformas ha motivado la preocupación de organismos nacionales e internacionales como el Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la OIT, en vistas a orientar la elaboración de soluciones normativas que contribuyan a mejorar las condiciones de trabajo en este sector. Las estadísticas contenidas en distintos informes dan cuenta de una alarmante precarización de las condiciones laborales.

Contexto y contenido del proyecto aprobado

Para el caso de Uruguay, un hito relevante que aceleró las discusiones sobre la urgencia de regular el trabajo en plataformas digitales se dio a principios de 2024 a partir del [despido masivo de 251 personas que trabajaban en el contact center de la empresa Pedidos Ya, una de las aplicaciones con mayor peso en el ámbito nacional. Si bien se trataba de trabajadores en relación de dependencia, el caso colocó el tema en la agenda pública por la razón y el alcance del despido, que incluyó la totalidad de la nómina sindical.

A raíz de este hecho, la Comisión de Legislación del Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Representantes dio tratamiento a dos proyectos normativos durante el primer semestre de 2024, uno de ellos firmado por el entonces titular del MTSS, Pablo Mieres, que obtuvo la media sanción, y un contraproyecto presentado por varios legisladores del Frente Amplio, que fue archivado. En un principio, el proyecto del MTSS no consiguió los votos para su aprobación en la Cámara de Senadores, dada la inminencia de las elecciones nacionales. Finalmente, en los últimos días de la pasada legislatura se convocó una sesión extraordinaria para tratar varios proyectos pendientes, en la que se alcanzó la mayoría para la aprobación del texto. A fin de cuentas, tras algunas idas y vueltas, el proyecto presentado por el MTSS del gobierno de Lacalle Pou fue aprobado por ambas cámaras sin ninguna modificación, generando molestia en el gobierno entrante, que no consideraba este escenario.

La ley busca establecer “niveles mínimos de protección” a los trabajadores que se desempeñan en plataformas digitales que ofrecen servicios de entrega de bienes y transporte de pasajeros, aunque omite pronunciarse sobre la relación laboral, un aspecto clave que la legislación decide dejar en manos del contrato de trabajo. En este sentido, propone a las plataformas como intermediarias de un mercado.

Sobre el vínculo laboral

La indefinición del vínculo laboral es el punto que más divide a las partes, dado que las empresas de plataforma consideran que los trabajadores son “independientes”, mientras que los numerosos pronunciamientos judiciales sugieren lo contrario, es decir, una relación de dependencia encubierta. En este sentido, la norma daría un respaldo judicial a la postura de las empresas.

El hecho de no calificar el vínculo laboral es un enfoque novedoso en relación con los antecedentes de regulación en otros países, que tienden a considerar el trabajo por plataformas como autónomo –es el caso del estado de California, Estados Unidos–, subordinado con todos los derechos asociados a la relación de dependencia –como ocurre en España– o una combinación de ambas, con estatutos que contemplan algunos derechos y recortan otros, como en muchos países asiáticos.

En este caso, si bien la legislación establece algunas protecciones adicionales para el trabajo independiente, se regula para mantener la relación laboral sujeta a lo acordado entre las partes, bajo el supuesto de que negocian en condición de igualdad. Este hecho ha motivado numerosas críticas de abogados laboralistas, así como de representantes políticos y sindicales, que señalan que no se ajusta a la realidad pensar que un trabajador migrante puede negociar en condiciones de igualdad con una empresa multinacional.

Protecciones específicas para el trabajo autónomo

Tras algunas disposiciones comunes para el trabajo dependiente y autónomo, entre las que se destaca una regulación que establece la transparencia de los algoritmos y sistemas de monitoreo, se plantean algunas protecciones específicas para los trabajadores dependientes y otras para los trabajadores autónomos, que son la amplia mayoría. Para este último caso, se incorpora una cobertura ante accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, la posibilidad de optar por el monotributo como régimen de aporte a la seguridad social que implica menores costos para los trabajadores, y se habilita la negociación colectiva de autónomos, aunque los efectos de los acuerdos aplican únicamente para los firmantes del convenio colectivo. Esta interpretación entra en contradicción con el funcionamiento de la negociación colectiva. Según comunicó la multinacional Delivery Hero SA, dueña de la operación de Pedidos Ya, la finalización del vínculo laboral respondió a un “cambio en la estrategia de atención al cliente” en los demás ámbitos, que nunca es restringida únicamente a los representantes sindicales.

Perspectivas a futuro

Las circunstancias en las que se aprobó la ley plantean un panorama complejo para el gobierno entrante en vistas de su reglamentación. El actual subsecretario del MTSS, Hugo Barretto, manifestó recientemente en una entrevista radial para No toquen nada que esta ley “cambia mucho y no cambia nada”, porque si bien implica una intervención del Estado en las relaciones entre trabajadores y empresas de plataforma, se regula para dejar la calificación del vínculo sujeta al acuerdo entre el trabajador individual y la empresa, consolidando la desigualdad a la hora de negociar las condiciones de trabajo. Barretto planteó la posibilidad de una reforma legislativa de la norma, a partir de la necesidad de hacer algunas modificaciones a determinados aspectos de esta. Dado que el oficialismo no cuenta con mayorías políticas en ambas cámaras, este escenario implicaría negociar los cambios en el texto con la oposición.

Por otro lado, Barretto señaló que un factor a considerar en el futuro próximo es la realización de la Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, que tendrá como uno de los puntos centrales de discusión avanzar en la elaboración de un futuro convenio o recomendación internacional con el objetivo de “hacer realidad el trabajo decente en la economía de plataformas”. En caso de que se apruebe alguna norma internacional y de que eventualmente Uruguay suscriba a ella, se abre un escenario interesante, dado que el texto sometido a discusión en la OIT tiene varias contradicciones con la ley aprobada por la anterior legislatura.

Título del artículo: Claves para comprender la regulación del trabajo por plataformas digitales en Uruguay. Extraído de LA DIARIA Publicado el 21 de abril. Escribe: Gabriel Pardo

 

sábado, 19 de abril de 2025

¿Hay alguna manera de escapar de la espiral de demencia suicida que emana de la senescencia de Occidente?

 

¿Hay alguna manera de escapar de la espiral de demencia suicida que emana de la senescencia de Occidente?, se plantea el filósofo y escritor italiano en esta columna. La izquierda tal cual es es parte del problema, piensa.

Hace unos días recibí la invitación de una asociación estadounidense para participar en una convención que se celebrará en Chicago los días 5, 6 y 7 de abril. El tema de la convención es «¿Existe una izquierda en el siglo XXI?». Respondí rápidamente: «Por desgracia, mi salud es tan precaria que no puedo abordar el viaje a Chicago. Así que no podré estar con ustedes en persona. Sin embargo, escribiré un texto y lo publicaré antes de abril para que puedan leer mis reflexiones si les interesa conocer mi opinión. Gracias por la invitación».

Francamente (más allá de mi fragilidad física), no tengo ningún deseo de ir a Estados Unidos, a ese país aterrador donde una mafia de racistas agresivos gobierna a una población de individuos infelices que viven en una frenética competencia por la supervivencia.

Sin embargo, la cuestión que se debatirá en dicha convención es un buen punto de partida para una reflexión muy necesaria sobre el futuro (o el no futuro) de la subjetividad social en este siglo. Aquí está mi respuesta.

UNA PREGUNTA EQUIVOCADA

¿Existirá la izquierda en el siglo XXI? Mi respuesta es: esta pregunta no me parece interesante. El significado mismo de la palabra izquierda se ha perdido porque, con la excepción quizás de algunos países como España, la mayoría de quienes han formado parte de gobiernos de centroizquierda en los últimos 30 años han traicionado completamente a la clase trabajadora y a la sociedad en general. Además, el mundo en el que la palabra izquierda significaba algo ha desaparecido.

En Estados Unidos, en el Reino Unido y en la mayoría de los países europeos, la izquierda ha sido la punta de lanza de la devastación neoliberal de la vida social. La función de Tony Blair, Gerhard Schröder, François Hollande y los demás socialdemócratas que gobernaron en los años noventa y en la primera década del nuevo siglo fue devastar las condiciones de vida de la sociedad en favor del lucro y la competitividad, privatizar los servicios públicos y favorecer la transferencia de dinero de los trabajadores a los ricos. También la política racista de rechazo a los inmigrantes ha sido concebida y diseñada por políticos como el italiano Marco Minniti (excomunista, entonces ministro del Interior en un gobierno de centroizquierda, arquitecto de la política de deportación de los migrantes que inspira a Giorgia Meloni y a Donald Trump).

En Estados Unidos, los gobiernos de Bill Clinton, Barack Obama y Joe Biden se han alineado perfectamente con la política conservadora de agresión imperialista. Como resultado, se puede decir que en todo Occidente la centroizquierda ha sido responsable de la desilusión generalizada que llevó a muchos votantes a abandonar la izquierda y a volcarse al nacional-liberalismo emergente que finalmente culminó en la furia trumpista.

 

Los nazilibertarios están restaurando un régimen esclavista y empujando a Occidente hacia la agresividad nacional y la guerra. Pero la razón del ascenso de esta ola ultrarreaccionaria reside en la traición de la autodenominada izquierda. Por lo tanto, ¿por qué debería preocuparme por el destino de una clase política que, autodenominándose de izquierda, ha seguido las mismas políticas de la derecha?

La pregunta interesante hoy no es si existe una izquierda en nuestro futuro. La pregunta interesante es si nuestra existencia social encontrará o no una manera de escapar de la agresión en curso y del retorno de la esclavitud, del terror social, de la militarización y de la guerra. ¿Encontrará la vida social una vía para la subjetivación social? ¿Surgirá un movimiento (consciente, colectivo y solidario) en el contexto actual de competencia, depresión, pánico y deserotización de la vida social? Esta es la interesante pregunta que intento contestar.

PÁNICO

Una ola psicótica recorre la sociedad occidental: la causa de la psicosis de pánico masiva es una especie de colapso senil de la mente occidental.

¿Qué es el pánico? En el último capítulo de ¿Qué es la filosofía?, Gilles Deleuze y Félix Guattari reflexionan sobre el envejecimiento y hablan de la senescencia en términos de la relación entre el orden y el caos: «Un poco de orden para protegernos del caos. Nada es más angustioso que un pensamiento que se escapa a sí mismo, que las ideas que se escapan, que desaparecen apenas formadas, ya erosionadas por el olvido o precipitadas en otras que ya no dominamos […] infinitas variabilidades, cuya aparición y desaparición coinciden».

Caos se define aquí en términos de velocidad, de aceleración de la infoesfera en contraposición a los ritmos lentos de la razón y la mente emocional. Cuando las cosas empiezan a fluir tan rápido que el cerebro humano se vuelve incapaz de elaborar el significado de la información, debido al caos, entramos en el estado de pánico. Pánico es la incapacidad de tomar decisiones porque lo que sucede a nuestro alrededor es demasiado rápido, demasiado complejo y, por lo tanto, indecidible.

El pánico explica el comportamiento actual de la Unión Europea (UE), inconsistente hasta el punto de la demencia. Para complacer al amo estadounidense (Biden), hace tres años los líderes europeos decidieron empujar al pueblo ucraniano a la guerra contra Rusia. Rompieron el vínculo económico con Rusia y se pusieron en modo belicista, apoyando y armando el nacionalismo ucraniano. Fue una decisión suicida porque el propósito de Biden era romper la relación económica entre Europa y Rusia y derrotar a Alemania. Alemania ha sido derrotada, Ucrania ha sido destrozada. Europa ha sido empujada al borde del abismo.

Luego, el amo estadounidense (Trump) traicionó la causa ucraniana y abandonó a los europeos a su suerte. Millones de personas han abandonado Ucrania, innumerables jóvenes han muerto en las trincheras del Donbás. Los ucranianos están derrotados, empobrecidos y humillados. Los europeos se encuentran en una trampa. Tras caer en una crisis de pánico, Emmanuel Macron, Keir Starmer, Friedrich Merz y Ursula von der Leyen decidieron hacer algo inútil, peligroso, destructivo y autolesivo: una enorme inversión de dinero para el rearme del continente.

¿Qué hacer en una situación de pánico? Mi sugerencia es que no se tomen decisiones, que no hay que centrarse en el torrente de información, sino que hay que respirar hondo y renunciar a la acción. Los líderes europeos, por el contrario, decidieron lanzar un plan masivo de rearme y reconversión militar de la industria automotriz.

¿Se quedarán los rusos de brazos cruzados mientras los europeos se arman hasta los dientes o Vladímir Putin decidirá atacar Europa antes de que esté lista para la guerra? La rusofobia generalizada de los líderes europeos corre el riesgo de convertirse en una profecía autocumplida. Mientras los europeos se apresuran a tomar las armas por temor a la agresividad rusa, tengo miedo de que los rusos no se queden esperando perezosamente el rearme completo de los europeos.

DEPRESIÓN

Según los psiquiatras, la depresión es la patología predominante de la generación que aprendió más palabras de una máquina que de la voz de su madre. La depresión es desagradable, es dolorosa; bueno, la depresión es depresiva. Así que harías casi cualquier cosa para liberarte de sus garras. Resulta que la movilización agresiva de energías mentales puede ser una terapia para la depresión.

Hitler lo sabía. A los alemanes deprimidos, humillados tras la Primera Guerra Mundial, les dijo: «No se consideren trabajadores derrotados, considérense guerreros. No se consideren humillados. Considérense humilladores». Él ganó las elecciones y los alemanes arrastraron a Europa a la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial.

La autoidentificación agresiva, la movilización nacionalista y el patriotismo actúan como una terapia de anfetaminas para la mente deprimida. Esta terapia funciona por un tiempo. Luego, se cae en tragedias abismales. Por eso la ola psicótica de la senescente cultura occidental converge con las decisiones políticas de una parte importante de la nueva generación.

Como pueden ver, la pregunta interesante no es si existirá la izquierda en el siglo XXI, sino cómo escapar de la reacción del ciclo pánicodepresivo que estalló abruptamente en 2025.

¿Es posible iniciar un proceso de subjetivación consciente y autonomía social?

DESERCIÓN MASIVA

Mis viejos amigos pacifistas expresan su consternación porque no hay movilización política contra el rearme de la UE ni manifestaciones masivas contra la creciente militarización de la economía y del discurso público.

Entiendo su consternación, pero sé que, desde el 15 de febrero de 2003, tras la enorme movilización mundial contra la guerra de Irak, el movimiento pacifista se ha disuelto. En aquella ocasión el pacifismo no pudo detener la guerra y hoy cuesta creer que las manifestaciones y las protestas sean útiles para frenar el frenesí.

 

La locura de los belicistas europeos no tiene su raíz en una estrategia política, sino en el colapso mental de la cultura occidental, incapaz de afrontar su propio declive irreversible. Y (obviamente) tiene su raíz en los intereses del complejo militar industrial.

Lo que necesitamos es mucho más que manifestaciones y protestas. Lo que la vida social necesita es una forma de escapar de la militarización de la sociedad europea. Lo que se necesita es una ola masiva de deserciones. Deserción de la guerra, pero también deserción de la economía de guerra y de la obsesión nacionalista.

OBSESIÓN

El año 2025 marca un antes y un después. En el siglo pasado, el marco de la subjetivación social era la lucha de clases: el internacionalismo y la solidaridad obrera contra la explotación. Ya no. El marco ha cambiado porque la conciencia social se ha hiperfragmentado, el tiempo social se ha celularizado y el semiocapital ha transformado el proceso de producción en una recombinación de fractales vivos. La solidaridad se ha borrado de la vida social debido a la precarización del trabajo.

 

La precariedad, el aislamiento y la soledad han desatado una ola de angustia mental y de disforia. La subjetivación social ha pasado del ámbito del conflicto social al de la sicobiopolítica. A nivel global, la identificación biológica (racial, étnica, nacional) ha sustituido la solidaridad social. La pertenencia ha sustituido la conciencia. La ferocidad y la lucha por la vida han sustituido el conflicto para la redistribución de la riqueza social. En consecuencia, la supervivencia y el genocidio son los puntos cardinales del nuevo mapa biopolítico.

CONCIENCIA Y SICOSIS

La conciencia (conciencia de sí mismo y del otro) está criminalizada: woke es la palabra clave de esta criminalización. Estar despierto (consciente) significa ser débil: la generación que algunos sociólogos llaman generación del copo de nieve [en el mundo hispano es más usual el término generación de cristal] es tan frágil porque los jóvenes asumen la responsabilidad de la colonización blanca y piensan en la sexualidad en términos de elección y no en términos de la supremacía natural del hombre.

Si quieres ser fuerte, olvídate de la conciencia, confía en Trump y en el dinero. Si quieres ser fuerte, olvídate del pensamiento y cree (en Dios, en la nación, en la supremacía blanca, en la civilización superior de Occidente).

En 1919, Sándor Ferenczi dijo que el sicoanálisis era incapaz de tratar la sicosis de masas. La política también. Todo el mundo sabe lo que sucedió en Europa después de 1919. Un siglo después, estamos en el mismo punto. Ahora surge una pregunta: ¿es invencible el reino de Trump? No lo creo. Creo que los monstruos no van a triunfar para siempre porque en todo el mundo han puesto en marcha un proceso de desintegración general: la desintegración del Estado, la desintegración de la civilización social, la desintegración del medioambiente.

 

El orden occidental se está desmoronando y se derrumbará. La cuestión que tenemos que investigar es la siguiente: ¿puede surgir una subjetividad colectiva y solidaria desde las ruinas de la civilización?

DESINTEGRACIÓN

Desintegración del mapa geopolítico, del sistema social y del cerebro senil de Occidente. La integración económica del Sur (BRICS) es un peligro para el senil mundo occidental. La inminente crisis del dólar como centro del sistema financiero global y el declive demográfico del hemisferio norte han empujado a Estados Unidos a abandonar el proyecto de globalización que fue el eje estratégico de los últimos 30 años (el llamado Imperio). Ahora apuesta todo a la alianza con Rusia por la supremacía blanca.

El trumputinismo es el proyecto de restauración del supremacismo blanco, la división hipercolonialista del mundo en zonas de influencia, la liquidación de la democracia liberal y el inicio de un proceso de devastación extractiva de los recursos del planeta.

Genocidio, deportación y detención de la población migrante, esclavitud masiva, destrucción definitiva del medioambiente: todo esto ocurrirá bajo la hegemonía de Trump y Putin.

¿Funcionará este proyecto? ¿Controlará la mafia depredadora los flujos caóticos de terror, sufrimiento y guerra que implica la desintegración en curso?

 

Desmoronamiento del orden, colapso inminente del medioambiente y de la economía. Trauma: este es el panorama del siglo.

TRAUMA

En la densa red de la obsesión, es posible percibir las señales de un colapso inminente, un trauma del futuro. El trauma suele estar vinculado a una experiencia pasada de pérdida o violencia. Ahora, por primera vez, nos enfrentamos a un trauma inverso: el trauma del colapso inminente e inevitable que atormenta la mente y el cuerpo de los jóvenes de todo el mundo.

La generación disfórica, que ha crecido en un estado de aislamiento físico y parálisis emocional, está traumatizada por la indescriptible percepción de una catástrofe inminente. Saben que el planeta es cada vez más incompatible con la vida humana. Sienten que los adultos se han vuelto incapaces de evitar el catastrófico cambio climático. Sufren su condición de soledad y son cada vez más incapaces de gestionar su propio cuerpo sexual. Finalmente, se ven abrumados por la intensificación de la estimulación infoneural. La generación del copo de nieve está traumatizada por algo que aún no ha sucedido, pero que se percibe como inminente, y un proceso de subjetivación solo puede basarse en esta experiencia común del trauma futuro. El desenlace de todo ha provocado un trauma que es el punto de partida del siguiente proceso de subjetivación.

¿Cómo construir un sujeto activo y consciente a partir de un trauma?

¿Hay alguna manera de escapar de la espiral de demencia suicida que emana de la senescencia de Occidente?

Esta es la pregunta que necesita respuesta.

Titulo Original: “UNA IZQUIERDA EN VÍAS DE DESINTEGRACIÓN. La pregunta”. Autor: Franco Bifo Berardi, 16 abril, 2025. Edición de Brecha  numero 2056

* Franco Bifo Berardi es filósofo y escritor italiano con fuerte participación en los movimientos sociales europeos en décadas pasadas. Su último libro editado en español es Últimos fulgores de la modernidad. Trabajo, técnica y movimiento en el laboratorio de Potere Operaio, Madrid, Traficantes de Sueños, 2024. Este artículo fue enviado por Berardi para Brecha.

 

viernes, 11 de abril de 2025

Ricardo Antunes ¿ es un privilegio se proletario?

 

-Usted ha escrito el libro O privilegio da servidão. ¿Ser proletario hoy es un privilegio?

 

Digamos que es una tragedia, porque cada vez más somos proletarios informales, precarios, intermitentes, dependientes de un aparato digital que no controlamos. Pero se puede volver un privilegio y es un privilegio cuando en el mundo hay miles de millones de trabajadores y trabajadoras que no tienen trabajo. Es por eso que O privilegio da servidão (El privilegio de la servidumbre) es una provocación. Si este mundo no sufre cambios profundos de aquí a diez años podré decir que fui moderado en mi análisis, pues la situación está peor de lo que yo imaginaba.

 

-¿Significa entonces que la clase trabajadora desaparecerá para convertirse en una especie de servidores o servidoras?

 

No, yo uso aquí servidumbre como metáfora. Yo la tesis que defiendo es que el trabajador y la trabajadora joven de nuestro tiempo que está dentro de las plataformas digitales, Amazon, Uber, Cabyfy o de Glovo, toda esa miríada de empresas digitales, se están convirtiendo en esclavos digitales. Al contrario de la desaparición del proletariado, que era una tesis eurocéntrica, nosotros tenemos una enorme ampliación del nuevo proletariado que no para de expandirse en todos los países del mundo. Estuve en Galicia en 2005, hace catorce años, sin conocer mucho a Galicia en detalles, pero fijándome un poco, imagino que hubo pérdidas de puestos de trabajo en industria, agricultura y tengo la certeza de que habrá una amplificación dentro de lo que son los puestos de servicio. Esos trabajadores y trabajadoras jóvenes de Cabyfy, Amazon o cualquier otra empresa digital, sean individualizados o no, conforman un nuevo proletariado. Así que no disminuye sino que, por lo menos en el sector servicios, esta aumentando. Si este mundo no sufre cambios profundos de aquí a diez años podré decir que fui moderado en mi análisis, pues la situación está peor de lo que yo imaginaba.

 

-Hablaba de una idea eurocéntrica sobre la desaparición del proletariado, ¿es que existe una visión latinoamericana diferente sobre el mismo punto?

 

Cuando hablo de idea eurocéntrica, hablo de diversos autores dentro de varios campos, que consideran que el mundo es Europa. Marx escribió una vez que Europa es un pequeño rincón en el mundo. América Latina y Asia son dos pies que trabajan fuerte. Entonces, ¿quienes son los eurocéntricos? No son todos los europeos, sino aquellos que ven a Europa como un todo en el mundo. Algo semejante a quién tiene a los EE UU como el centro del mundo, aunque EE UU tiene una gran aportación de inmigrantes.

 

SI ESTE MUNDO NO SUFRE CAMBIOS PROFUNDOS DE AQUÍ A DIEZ AÑOS PODRÉ DECIR QUE FUI MODERADO EN MI ANÁLISIS

 

-¿Cómo es posible que exista aún hoy, un pensamiento eurocéntrico?

 

Son un grupo de autores que miran al mundo con ideas estrictamente europeas. La clase trabajadora está desapareciendo. ¿Quién dice eso? Claus Offe, André Gorz, Toni Negri, aunque este último es algo diferente, Robert Kurz, yo soy muy crítico con ellos. Cuando ellos dicen que la clase trabajadora está acabando, olvidan que la clase trabajadora china, india, africana y latinoamericana son las que están aumentando en número. Y así como hay eurocéntricos también hay europeos que miran a todo el mundo en su conjunto, como Juan José Castillo, español, hace sociología del trabajo mirando al mundo, Alain Birh desde Francia o István Mezaros, que murió hace poco. Hay por tanto un número de pensadores europeos que no tienen esa visión eurocéntrica del mundo. Yo como latinoamericano no explico el mundo del trabajo desde Brasil, tengo que hacerlo desde México, Bolivia, EE UU, Europa o China.

 

-¿Entonces la idea de desaparición del proletariado nació muerta?

 

Es que no tienen razón, decir que la clase proletaria va a desaparecer es una aberración. Sería imaginar que el mundo podría mantener a miles de millones de personas sin trabajo, pero remunerándolos con dignidad. Eso sería imposible.

 

-Está la idea de la renta mínima. ¿Sería una posibilidad para mantener esa gente o no?

 

No estoy contra el salario mínimo o renta mínima universal, pero creo que es un analgésico para tratar una dolencia. No resuelve la cuestión. ¿Cuánto ganaría un suizo para vivir con dignidad en Suiza? ¿Dos o tres mil euros? Una persona en África, en México no tendrían esa cantidad dinero para vivir con dignidad. La renta mínima universal es la constatación de que el sistema del metabolismo social de nuestro tiempo es destructivo. Quien mejor lo describió fue István Mezaros, el sistema es destructivo, así que es necesario un analgésico. Aun así, la tragedia es más profunda. Por ejemplo la destucción de la Amazonia no es una tragedia solo del Brasil, es de la humanidad, diga lo que diga Bolsonaro, que es una figura grotesca, un indigente intelectual. Pero también es muy bonito ser sostenible en Suecia, en Noruega mientras empresas noruegas o suecas contaminan los ríos brasileños que después envenenan a las comunidades indígenas y comunidades pobres. Y si hablamos del capitalismo brasileño, es destructivo por sí mismo, pues nació sobre el trabajo esclavo.

 

DECIR QUE LA CLASE PROLETARIA VA A DESAPARECER ES UNA ABERRACIÓN.

 

-El sistema es destructivo por sí mismo.

 

La cuestión ambiental, la cuestión de género, la cuestión de etnia o raza en Brasil, colocando a los blancos a parte, ese universo diferenciado de trabajadores de comunidades indígenas, negros y pobres, no tienen condiciones para acceder a una renta universal mínima que les permitiera vivir con dignidad. Porque serían un volumen de capitales enorme y difícil de movilizar. ¿Por qué se corta la sanidad pública hoy? No es porque los capitalistas sean malvados, es que piensan solo en ellos. El uno por ciento de la población mundial que tiene la riqueza mundial piensa solo en ellos, se quedan con el 60% o 70%. Los cuatro grandes capitalistas brasileños producen lo mismo que la mitad de la población brasileña. Por tanto, no estoy en contra la renta mínima, sin embargo, para mí es solo un analgésico.

 

-¿La división internacional del trabajo desaparecerá en la era digital?

 

No, porque con el nacimiento de la industria 4.0, el Internet de las cosas, la inteligencia artificial y el bigdata, tendremos un resultado de desigualdad entre norte y sur. El norte verá disminuir el trabajo vivo o el trabajo como entendíamos hasta ahora. La industria 4.0 eliminará mucho trabajo directo. Entonces tendremos que un negro africano o latinoamericano o un indígena americano, tendrán salarios de 100 dólares y un blanco en el norte tendrá a lo mejor un salario de 2.000 dólares. Estamos en una era donde la destrucción global depende de disputas entre grandes empresas globales. Hace diez años Amazon no estaba entre las grandes empresas del mundo, pro desde 2014 Amazon, Google o Facebook, son de repente las empresas con más valor en el mundo, la primera de ellas, Amazon. Hay una guerra entre empresas, en EE UU grandes empresas critican a Amazon porque opera sin trabajo. Es una guerra salvaje.

 

-Pero esto ha de tener un reflejo social.

 

Cuando fui a la India pude ver que Brasil era Suiza comprado con ese país de Asia. La India tiene una miseria absolutamente naturalizada, aceptada como natural. La vaca es sagrada, el ser humano es un animal. Los intocables, lo más bajo dentro del sistema de castas, no tendrían derecho a la renta básica por ese sistema, y hablamos de cientos de millones de personas.

 

-¿Existe un objetivo último de la clase dominante cuando se aplica la precariedad?

 

No, la precariedad es consecuencia de la crisis de 1973. La crisis de 2008-2009 tuvo más profundidad porque el epicentro estaba en los países del norte. Ahí comenzaron los movimientos de Indignados, Geração á Rasca o Occupy Wall Street y el movimiento de Tziriza, que casi rompen con el Fondo Monetario Internacional. A esto sumarle las reveliones en los países árabes, en Brasil y otras partes. Es una época de rebeliones, pero no se transformó en una época de revoluciones. Una revolución es un proceso más complejo. Ahora estamos en un momento de contrarrevolución preventiva de una amplitud global. Un ejemplo, Trump, Brexit, Urbam, Duterte en las Filipinas, neonazismo y Vox, Bolsonaro y todo este movimiento de contrarrevolución está controlado por el gran capital. Uber, Cabyfy, General Motors, Coca Cola etc, tienen el control del mundo financiero, y ese mundo financiero tiene una visión clara en relación al trabajo. Entienden el trabajo como coste. Si lo entienden así hay que aplicar recortes entre los trabajadores, eso se traduce en el molino satánico de Karl Polanyi. La tecnología de nuestro tiempo no es una tecnología hecha para la humanidad.

 

-¿Para quién entonces?

 

Estamos a favor de la inteligencia artificial, ¿pero quién se beneficiaría más, los hospitales ricos o los de la periferia? No estoy hablando de Europa, en Brasil incluso los que tenemos una visión de lo público, tenemos seguro privado, porque el sistema público no puede atender la brutalidad de las enfermedades de los pobres. La tecnología es para las grandes corporaciones. Huawei, por ejemplo, ¿qué beneficio tiene para los siete u ocho mil millones de personas que viven en el mundo? No aporta nada relevante, solo cambiar nuestros aparatos electrónicos, pero si tienes que comer, si tienes que buscarte la vida, ese aparatito no te lo va a resolver. La manera de trabajar será la misma en todas partes, con trabajadores mayoritariamente autónomos porque es una lógica de mercado que se aplica desde el mundo del mercado. El trabajo que más crece hoy en el mundo está en las plataformas digitales, con contratos de cero horas, “cero hours contract”, falsos autónomos, eso se traduce en que los trabajadores no tienen derechos, porque los trabajadores no son tal, son prestadores de servicios.

 

-¿Cómo es eso?

 

Las empresas dicen no tener más responsabilidades, pero el algoritmo demuestra que el trabajador ha estado tantas horas trabajando. La ubicuidad, la geek economy, «tengo un trabajo estable y si quiero tener una serie de productos que me gustan, trabajo en otra compañía unas horas». Hay empresas de nuevas tecnologías que tienen incluso suicidios dentro de sus cuadros, como sucedió en France Telecom. El trabajo es un valor transformado en des-valor para crear más valor. Decir esto es fácil, lo difícil es cambiarlo. El sistema del metabolismo social de nuestro tiempo es destructivo e incontrolable. O vamos con él hasta la tumba o lo reconvertimos. Como canta Caetano Veloso “el munto está fuera de sí”, el mundo está en un desorden confuso. Aun así, la historia de la humanidad es imprevisible, eso fue así con la caída de la URSS. El pensador Francis Fukuyama dijo que el capitalismo es eterno. Para nuestra suerte, ni Fukuyama cree en lo que dice.