En 1994, el
reclamo por el derecho al asilo de tres vascos acusados de terroristas derivó
en una de las más feroces y descarnadas represiones policiales de nuestra
historia.
En un
restorán de comida vasca en Pocitos, La Trainera, en mayo de 1992, fueron
detenidos por la policía, acusados de pertenecer a la ETA y procesados por
tener documentos falsos, 13 ciudadanos vascos que trabajaban allí. Según el
entonces ministro del Interior, Juan Andrés Ramírez, este golpe se dio porque
en el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera existía la sospecha de que
estaban tramando actos de desestabilización junto con ex guerrilleros
tupamaros.
Si bien el gobierno
español de Felipe González solicitó la extradición de ocho de ellos, finalmente
la Justicia dictaminó en 1993 la extradición de tres: Jesús Goitia, Luis María
Lizarralde y Mikel Ibáñez. Un grupo de militantes formó una comisión pro-asilo
político para los detenidos y realizó algunas pequeñas manifestaciones hacia la
Cárcel Central, donde estaban alojados a la espera del dictamen de la Justicia.
En agosto
de 1994, y ante la inminencia de su extradición, los vascos iniciaron una
huelga de hambre y a los nueve días de la medida fueron trasladados al hospital
Filtro en delicado estado de salud, donde el viernes 19 decidieron también
dejar de ingerir líquidos. Se anunció la llegada de un avión del gobierno
español para el siguiente martes y los vascos manifestaron estar dispuestos a
morir en tierra uruguaya, antes que ser entregados al gobierno español, sobre
quien pesan graves denuncias de torturas y todo tipo de violaciones a los
derechos humanos a los separatistas vascos.
A pesar del
frío y la lluvia, la solidaridad no se hizo rogar. Algunos puñados de personas
convocaron a una vigilia y acamparon en los alrededores del hospital reclamando
asilo político. Unos con carpas. Otros sólo con frazadas. Para combatir el
frío, una viejita repartía café a los presentes y otros armaban fogones donde
se hacía guiso para todos.
A las 20.00
del domingo hubo una caceroleada apoyando el pedido de asilo, que al otro día
sería solicitado formalmente en Cancillería. Ese día, en el edificio Libertad,
una delegación integrada por los diputados frenteamplistas Sergio Previtali,
Helios Sarthou y Guillermo Chifflet junto con el sacerdote Luis Pérez Aguirre
entregó 25.000 firmas dirigidas al presidente solicitando que suspendiera el
proceso de extradición por razones humanitarias y unas 5.000 personas marcharon
hasta el hospital. El martes 23, a partir del mediodía, se llevó a cabo un paro
general por tiempo indeterminado convocado por el PIT-CNT, y varios miles de
personas marcharon desde el Obelisco hacia el hospital. A pesar de que la Mesa
Representativa del PIT-CNT levantó la medida pasada la medianoche por 19 votos
en 35, miles de personas se mantuvieron en los alrededores del Filtro durante
el miércoles.
A las 5.00
del 24 de agosto, un cordón policial avanzó con la intención de replegar a los
manifestantes, que resistieron formando un cordón y tirando piedras, y fueron
reprimidos por coraceros a caballo. La refriega dejó varios jóvenes heridos y
dos detenidos.
Al
mediodía, la dilatada, a regañadientes y escueta presencia del líder del FA
Liber Seregni y el candidato a presidente por el recién creado Encuentro
Progresista, Tabaré Vázquez, generó el rechazo en muchos manifestantes, quienes
les recriminaron no haber ido antes y les cantaron: “Se escucha, son pocos los
que luchan”.
Pasadas las
15.00, en una conferencia de prensa, el ministro del Interior, Ángel María
Gianola, “solicitó” a los manifestantes que se alejaran de la zona donde
“circularían las ambulancias” que trasladarían a los vascos al Aeropuerto
Internacional de Carrasco.
Y sobre las
17.30, la policía a caballo atacó a los manifestantes que se encontraban en la
plazoleta cercana al hospital y que comenzaron a partir baldosas contra el piso
para defenderse. Del otro lado los esperaban más policías con perros, palos,
gases lacrimógenos y sables.
Al caer la
noche la represión se agudizó. La policía ubicada en distintos lugares empezó
una balacera indiscriminada, sin mirar a quién y a la altura de la cabeza
nomás. Un enfermero del Semm que socorría a un herido en el piso recibió cuatro
balazos. Sobre las 21.00 se apagaron las luces del alumbrado público y la
cacería se generalizó. Los vecinos abrieron las puertas de las casas y los
edificios para que la gente se guareciera.
A esa hora
ya había sido asesinado de siete escopetazos un joven de 24 años, Fernando
Morroni. Mucha gente que seguía la represión en vivo por la tele empezó a
llamar a CX 36 y CX 44, que estaban haciendo una transmisión conjunta, en
búsqueda de sus seres queridos que sabían que habían ido al Filtro, y el
nerviosismo empezó a cundir cuando por esas radios se nombraba una lista cada
vez más larga de personas de las cuales no se tenía noticias.
Minutos
antes de la medianoche, el Boeing 707 de la Fuerza Aérea de España partió con
los vascos rumbo a Madrid dejando atrás el saldo de un muerto y más de un
centenar de heridos, algunos de ellos de extrema gravedad.
En la
madrugada se sumaría el asesinato de Roberto Facal (38), que fue apuñalado
varias veces en la vereda y arrastrado hacia su casa, donde le robaron la tele
y cosas así, en lo que se quiso hacer pasar como un robo común.
En el acto
por el 169o aniversario de la Declaratoria de la Independencia en Florida, el
presidente Luis Alberto Lacalle hizo alusión a los hechos del día anterior:
“Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada. Discrepancias civilizadas de
ideas, siempre; asonada y asesinato como instrumento político, nunca más”.
El ministro
Gianola, por su parte, dijo a la prensa que se trató de “un enfrentamiento
entre la policía y civiles armados”, y que fue “cuando algunos patrulleros
sufrieron impactos de bala” que “recién se dio la orden de intervenir”. También
acusó al PIT-CNT de estar “solidarizado con tirabombas” y pidió “la renuncia de
todos los dirigentes”; a la vez que advirtió que “a los padres que fueron con
sus hijos [a la movilización] habría que arrestarlos”. El diputado colorado
Daniel García Pintos declaró que “la izquierda buscaba un muerto y
lamentablemente lo encontró”.
El gobierno
ordenó la inmediata expulsión del diputado independentista vasco de Herri
Batasuna, Jon Idígoras, a quien se le otorgó seis horas para salir del país, y de
la vocera de los extraditados, Agurtzane Delgado Iriondo, quien pasó a la
clandestinidad. También, con un decreto de la dictadura, fue clausurada por 48
horas CX 36 Radio Centenario y para siempre CX 44 Radio Panamericana, cuyo
director era José Mujica, a las que desde el gobierno se las acusó de “instigar
a la violencia”.
“Hasta
pronto, hijo... hasta pronto” fueron las únicas palabras pronunciadas por
Norma, la madre de Fernando Morroni en el Cementerio del Norte, al que llegó
caminando junto a su féretro, partiendo desde la sala velatoria en la calle
Barrios Amorín y rodeada de una multitud de miles y miles de personas y también
de ómnibus de cooperativas y taxis, en una jornada para la que el PIT-CNT había
convocado a un paro para acompañar “el sepelio de las víctimas” y a una
“jornada de reflexión y de duelo nacional”.
En esos
aciagos días, un grupo de 30 personas autodenominado “Internacionalistas de
Berlín” tomó durante dos horas el consulado uruguayo de esa ciudad, a la vez
que la embajada de Uruguay en Suiza fue grafiteada por desconocidos.
Pocos días
después, el juez Jorge Imas concluyó que en “ningún caso aparecen personas
disparando contra efectivos policiales”, desmintiendo a Gianola, y poco después
se sabría que los civiles armados resultaron ser policías de particular.
El 15 de
setiembre, en un clima de muchísima tensión, un millar de jóvenes convocados
por la Coordinadora de Estudiantes de Secundaria desafió el miedo natural que
generaban los muchos rumores de que se desataría una represión feroz contra
ellos y realizaron una marcha desde la Plaza Libertad hasta la Universidad.
Bajo el lema “Contra la represión y el terrorismo de Estado” quemaron un muñeco
de un coracero a caballo mientras coreaban consignas que tuvieron su
popularidad en aquella época, como “Gianola, compadre, etc., etc.”.
Un
concierto programado para el 30 de la banda vasca Negu Gorriak y los argentinos
Todos Tus Muertos fue prohibido por las autoridades para evitar “problemas de
orden público”. Aunque finalmente, organizado sin levantar la perdiz y mediante
el boca a boca, se terminó realizando en Pando el 2 de octubre. Allí los vascos
subieron al escenario con unas remeras que usaron durante toda la gira con la
leyenda “Gora Uruguay Herria (Viva el pueblo de Uruguay)”. Fermín Muguruza, el
vocalista de Negu Gorriak, participará de la marcha que saldrá este sábado del
Obelisco y al finalizar cantará unos temas junto a Cuatro Pesos de Propina,
conmemorando aquel episodio que dejó una consigna entre los jóvenes más que
elocuente: “Griten libertad y cúbranse”.
Publicado
en La Diaria. Título: A 30 años de la masacre del Filtro: “Griten libertad y
cúbranse” Publicado el 24 de agosto. Escribe Gustavo Fripp en Sociedad